Oslo

Pesimismo

La Razón
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El optimismo antropológico del Zapatero puede resultar preocupante a tenor de lo sucedido ayer en Oslo. Una cosa es no querer caer en el pesimismo y otra no ser capaz de ver la realidad que sí observan quienes están a su alrededor. Hasta ayer, podía parecer que el inquilino de La Moncloa utilizaba la táctica de transformar las noticias negativas en positivas para no perder votantes, pero que sólo lo hacía de puertas para adentro, convencido de que muchos españoles le creerían a él y no a la oposición. Pero lo de ayer fue de «aurora boreal». Ante algunas cabezas pensantes y varios informes negativos para España, hechos por los organismos internacionales más prestigiosos, el titular del Ejecutivo se comportó como si estuviera en el Congreso o en un mitin. Con tal de no aceptar las crudas circunstancias se mostró capaz de cambiar conceptos internacional y unánimemente asumidos. Así pues, de acuerdo con sus particulares teorías, la situación laboral española no es catastrófica, sino que contabilizamos mal el número de desocupados, pues deberían desaparecer de esa lista las personas que se encuentran en cursos de formación: es decir, aquellos a los que el INEM ha mandado a formarse, precisamente porque están en situación de desocupados. Además, Bruselas anuncia que España seguirá en recesión a finales del año, mientras los demás crecen. Pero este dato tampoco es obstáculo para que Zapatero asegure que algún día empezaremos a crecer. ¡Faltaría más!