Asturias

Algo peor que seguir trabajando Una mala pensión

Muchos prefieren seguir en su oficio para mantener un sueldo que les permite vivir mejor

Rafael Juaniseva, jubilado; y Juan Díaz Nicolás, jubilado y trabaja
Rafael Juaniseva, jubilado; y Juan Díaz Nicolás, jubilado y trabajalarazon

MADRID- «En materia de edad legal no hay acuerdo». Así lo ha dicho la Comisión del Pacto de Toledo respecto a la propuesta del Gobierno de retrasar la edad de jubilación a los 67 años. «Y no debería haberlo», corrobora Juan Díez Nicolás, miembro de Ceoma (Confederación Española de Organizaciones de Mayores), catedrático de Sociología de la Universidad Complutense, cofundador del Insituto de la Opinión Pública y fundador del CIS. «¿Qué hubiera pasado si a la premio Nobel Rita Levy-Montalcini no le hubieran facilitado seguir investigando en su laboratorio siendo centenaria? ¿Y qué pasaría si a un albañil que tiene un trabajo físico no le dejaran jubilarse cuando lo requiera? Pues que nos hubiéramos perdido muchos avances científicos y que tendremos más probabilidad de que nos caiga un ladrillo en la cabeza».

En resumidas cuentas, lo que el catedrático propone es que la edad de jubilación sea opcional y que se cotice en función de los años trabajados. Respecto a que es probable que a un mileurista jubilarse a los cuarenta no le interese por la pensión que recibiría, responde de inmediato: «Es que se ha perdido la moral del esfuerzo y el reconocimiento al mérito. Por la gracia de los sindicatos estamos vinculando el salario a la antigüedad, más que a la productividad. Por otro lado, hay gente que a los 65 años no considera que haya reunido el capital suficiente para plantarse». Juan sigue trabajando a sus 72 años de edad. A él lo jubilaron. «Yo sigo publicando más de lo que se exige para un sexenio de investigación: hago más de cinco publicaciones anuales».

Carmen Pino, enfermera del Hospital de la Luz, se encuentra en la situación descrita por el catedrático. De 64 años de edad, según la ley vigente le correspondería jubilarse en enero del próximo año. Cobra 3.500 euros mensuales haciendo una semana de guardia al mes, lo que le supone un incremento de 1.500 euros. Soltera, vive con su madre en un piso de la familia en Madrid. «He pedido una prórroga. Llevo 42 años trabajando, tengo la pensión máxima de 2.000 euros, pero si me jubilara ya no podría salir a cenar, ni viajar como yo quiero», explica esta enfermera.


«No quieren mayores de 50»
«Además, me parece mal que por ahorrar el Gobierno ponga las cotizaciones a los 20 años en vez de los 15, porque en los últimos años es cuando más ganas. Por eso me hice un reconocimiento médico y estoy perfectamente capacitada para continuar. A un compañero mío, por ejemplo, se lo han denegado por problemas cardíacos».

«Es que yo soy partidario de que se pase la ITV», dice irónicamente Díez Nicolás. «Las agencias de colocación no quieren en su cartera de empleo a mayores de 50 años. Así no se puede retrasar la edad de jubilación a los 67 años porque no hay oferta de trabajo». Según un reciente estudio del CIS, el 50% de la población española se concentra entre las edades de 30 a 65 años, y el 15,7% tiene más de 65.

Se prevé que para 2050 ese último segmento se duplicará, representando el 30% de la población. Sostiene Tohil Delgado, del sindicato de estudiantes, que casi el 30% de los jóvenes entre 18 y 20 años no encuentra trabajo. «Tal y como está la situación, por eso se manifestaron así en Francia este año».


Hasta los 30 sin trabajar
Para Juan Díez Nicolás, sin embargo, el que la edad de jubilación sea opcional no supondría un problema para los jóvenes. «Los chicos hoy en día hasta los 30 no se incorporan al mundo laboral, porque invierten mucho tiempo formándose. Esto supone que su periodo de cotización sea de 20 años, mientras que en los años 60 la cotización abarcaba unos 45 años. Pero es que empezábamos a trabajar a los 18 años, y el fin de semana inglés empezaba los sábados por la tarde».

Para Rafa Juaniseva, incluso trabajaba el domingo por la mañana, incluso por la tarde. «Mi padre se fue a México siendo yo muy joven», cuenta. «Y, con el dinero que me mandaba tenía que repartilo entre mis hermanos». Dice que, mientras estudiaba la carrera de veterinaria, ayudaba a su padrino en la venta de huevos y pollos por 25 céntimos al mes. «Antes no había granjas, todo venía de Galicia y Asturias».

Buen relaciones públicas y negociante, hasta los 39 años siguió en el negocio y dejó su profesión de veterinario. «Ganaba hasta un millón de pesetas al mes», afirma, cómodo en su sillón de su piso del barrio Chamberí. «Me compré unos pisos, casa en Marbella y tenía los caballos en El Trébol». Poco después, le contrataron en un concesionario de coches, donde llegó a ser director general. «¿Sabes cuál fue el motivo? Que trabajaba los domingos», informa. A sus 80 años recién cumplidos, se jubiló a los 65.

«Me retiré porque ya tenía a los hijos colocados en Estados Unidos y pensé que ya era momento para jubilarme. Bien es verdad que yo he hecho hucha y la pensión me importa relativamente poco». Viudo, afirma que sigue yendo al gimnasio entre semana para hacer ejercicio. «Siempre he sido activo. Ahora estoy metido en una asociación de toros, hay que hacer gestiones, organizar entradas y salidas... y he montado a caballo hasta hace cinco años». Fátima López, enfermera de un hospital madrileño, querría, en cambio, jubilarse ya para descansar. «Estoy agotada», comenta a sus 61 años de edad.


«El reloj se para»
«Llevo 38 años trabajando. En mi profesión, si has cumplido 60 años de edad y llevas trabajando 35 se te permite hacer una jornada del 50%, en vez del 100%», explica. «Pero con estas nuevas planificaciones es muy probable que ya no me toque. Lo hizo el gobierno en su época maravillosa, pero ahora...», se lamenta. Viuda y con una hija viviendo en el extranjero, afirma sentirse muy sola. «Me encantaría poder organizarme para ir a verla, hacer un curso de guitarra...». Se ilusiona al otro lado de la línea. «No sé, también colaboraría con ONG´s».
«A cada uno se le para el reloj de una manera diferente. Yo me lo paso bien trabajando», dice Díez Nicolás. «Según un proverbio, la máxima sabiduría se alcanza cuando uno no sabe si está trabajando o divirtiéndose».


Rafael Juaniseva, jubilado
A los 18 años ya fue empresario, antes que veterinario, su profesión, vendiendo pollos y huevos. A los 39 años entró a trabajar en un concesionario de coches, donde llegó a ser director general. A sus 80 años, lleva 15 jubilado y opina que no sufre la pensión al haber «hecho hucha».
Juan Díaz Nicolás, jubilado y trabaja
En el salón de su casa, el fundador del CIS, cofundador del Insituto de la Opinión Pública, miembro de Ceoma (Confederación Española de Organizaciones de Mayores), a sus 72 años sigue trabajando y no quiere dejar de hacerlo. Sostiene que la jubilación es un «derecho» y, por lo tanto, la edad debería ser opcional.