El Cairo
El partido de Mubarak teme perder la mayoría
Es difícil contabilizar cuántos miembros de los Hermanos Musulmanes han sido detenidos hasta el momento, pero el grupo eleva el número a más de 1.200, de los cuales unos 500 permanecerían encarcelados a día de hoy.
El grupo ha denunciado que, desde que anunció que no boicotearía los comicios el pasado mes de octubre, la Policía ha intensificado las redadas contra sus partidarios. Pero el acoso contra los Hermanos Musulmanes, que son el blanco habitual de las arbitrariedades y abusos de las Fuerzas de Seguridad del Estado egipcias, se ha recrudecido con el comienzo de la campaña electoral propiamente dicha, que ha tensado el ambiente en las calles del país, donde se han registrado ya varios incidentes, incluso un supuesto intento de asesinato de un dirigente del grupo. El pasado fin de semana tuvieron lugar numerosos enfrentamientos entre los antidisturbios y los candidatos y simpatizantes de los Hermanos Musulmanes que, sin renunciar a la consecución de un estado islámico en Egipto, han adoptado desde la década de los 90 del pasado siglo una versión más moderada del islam, en la que se acepta tanto a las otras minorías religiosas, como a ideologías de carácter marxista en la vida pública y política del país, algo impensable para un estado regido por la Sharia.
El partido islámico asegura que han quemado sus carteles electorales y que a sus aspirantes al Parlamento –los cuales se presentan como candidatos independientes ya que la organización fue ilegalizada en Egipto en los años 50 y aún no ha sido admitida en el registro de partidos políticos– no se les permite ni siquiera repartir panfletos. Asimismo, acusa al régimen del presidente Hosni Mubarak, en el poder desde hace casi tres décadas, de manipular la voluntad del pueblo, con la finalidad de evitar una victoria de los Hermanos Musulmanes, que consiguieron un quinto de los escaños del Parlamento en las elecciones de 2005, consideradas las primeras «libres» celebradas en Egipto.
Los demás partidos opositores, que no cosecharon buenos resultados en aquel entonces, también denuncian el acoso. Como al centrista Wafd, que ha asegurado que a sus candidatos se les impide hacer propaganda y actos públicos o comparecer ante los medios. Asimismo, en las calles del país, los simpatizantes del gobernante Partido Nacional Democrático han obstaculizado el desarrollo normal de la campaña electoral de todos los adversarios del régimen, así como la labor periodística.
Las ONG locales e internacionales han lanzado la voz de alarma, así como Europa y EE UU, que estarán muy pendientes de las elecciones del domingo, que no serán sino un ensayo para ver hasta dónde está dispuesto a llegar el régimen egipcio en su apertura democrática.
«Tratan de amedrentar a nuestros votantes. Nos temen»
Los Hermanos Musulmanes aseguran que seguirán adelante, a pesar del acoso que están sufriendo. «Nuestra gente no se detendrá», dijo el portavoz del grupo, Isam Al Arian, en declaraciones a LA RAZÓN, aunque admite que los últimos incidentes tienen como objetivo «restringir nuestros movimientos, asustar a nuestros votantes y poner todos los obstáculos posibles a nuestra participación en las elecciones». No sólo en éstas: «El objetivo es que no avancemos de cara a los comicios presidenciales previstos para el próximo año». Una cita importante, en la que muchos quieren ver la posibilidad de un cambio de régimen.
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