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Lección ministerial por Carmen Gurruchaga

La Razón
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El titular de Hacienda demostró ayer en su primera intervención de esta legislatura en el Congreso que sabe de lo que habla y también que tienen tablas y argumentos para defender con éxito desde la tribuna de la Cámara Baja las medidas de ajuste extraordinarias que el Gobierno de Rajoy se ha visto obligado a tomar nada más llegar al Gobierno y que lo han hecho de la forma más ecuánime posible; una afirmación que, incluso, comparten los sindicatos. No en vano ya fue ministro de Hacienda con Aznar y en la sefunda legislatura de Zapatero portavoz del PP para asuntos económicos desde la oposición. No se cortó un ápice al asegurar con rotundidad: «Ustedes son los culpables» y miró a la bancada socialista donde Alonso y Rubalcaba no pararon de hacer comentarios entre ellos toda la mañana. Cristóbal Montoro transmitió su convicción de que el Ejecutivo de Zapatero conocía las cifras reales de déficit y las ocultó también durante el traspaso de poderes y hasta en la jornada del debate de investidura cuando Rajoy habló de un 6% y la ex ministra Salgado asintió con la cabeza, conocedora de que por lo menos habría dos puntos más. Resulta muy verosímil pensar que quien está en la sala de máquinas tiene control absoluto sobre el motor; es decir, el Gobierno del PSOE. Sensu contrario, parece menos plausible que quien no tiene acceso a los engranajes esté al tanto de qué sucede con exactitud. La intervención del titular de Hacienda, repleta de datos objetivos sobre a quién afecta y a quien no la subida del IRPF, sobre «el auténtico agujero negro» dejado por los socialistas, sobre los beneficios a pensionistas y parados o el respeto total a pymes y a autónomos ha sido convincente por sí misma, pero es que además ha molestado al PSOE con su ironía y sus reproches, al tiempo que ha sido muy aplaudido por la bancada popular. Montoro se creció en la réplica y Alonso no pudo sino basar sus intervenciones en juicios de intenciones, sin aportar un solo dato o un solo hecho que lo hiciera convincente. Al final, el ministro le dijo: «Huya de los tópicos que hoy no ha estado a la altura de las circunstancias».