Muere Mansilla un arquitecto de museo

Era alguien que se hacía «perdonar» su brillantez por su inmensa humanidad. Tímido y genial, el arquitecto madrileño Luis Moreno Mansilla falleció ayer a los 53 años en Barcelona por causas desconocidas. Su cuerpo fue hallado sin vida en el hotel donde se alojaba en la capital catalana, adonde se había desplazado para participar en la presentación, el martes, de un libro sobre el arquitecto catalán Enric Miralles. Su compañero de estudio, Emilio Tuñón, con el que firmó el emblemático Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac), que había acudido al mismo evento, se encontraba «devastado» por el fallecimiento.

«Delicado y fuerte»
Ambos trabajaron durante más de una década en el estudio de Rafael Moneo, su maestro, pero en 1992 se independizaron para formar el estudio Mansilla + Tuñón Arquitectos, que en 2007 recibió el Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe, precisamente por el Musac, además de otros proyectos brillantes, como el Auditorio de León y del Centro El Águila, de Madrid, el hotel Atrio de Cáceres, un proyecto de ampliación del Centro de Arte Reina Sofía y proyectos excepcionales como el Museo de Cantabria que «reflejaba» las montañas. Todos en la profesión sabían que era una mala idea presentarse al mismo concurso que ellos. De la igual manera que era legendaria su simpatía y su sentido del humor, capaces de llevarlo al terreno de las presentaciones de sus proyectos y hacer de ellos escenificaciones con auténticas puestas en escena. El también arquitecto Rafael Navarro Baldeweg definió su trabajo como «delicado y al mismo tiempo fuerte. Tiene la complejidad de los lugares». Carlos Ferrater le calificó de «insustituible en la arquitectura española».