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París
Trabajar menos para disfrutar más
Francia no escaparía a la reprimenda de Angela Merkel contra el supuesto «buen vivir» de los países del Sur de Europa. De hecho, el país galo se sitúa en cabeza de los socios europeos con más días de asueto por año y la jornada legal de trabajo más corta, siete horas.
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Los franceses disfrutan de cuarenta días de vacaciones anuales: cinco semanas pagadas – fueron de los primeros es adquirir esta ventaja en 1936 empezando con dos semanas – y diez festivos. Además, la semana laboral de 35 horas instituida en el año 2000 permite trabajar hasta un máximo de 39 generando jornadas de recuperación llamadas RTT (Recuperación del tiempo de trabajo) que pueden sumar hasta 25 días suplementarios de ocio. Sugerir que España, que se dispone a retrasar a 67 años la edad legal de jubilación, armonice su sistema de pensiones con el teutón, suena algo paradójico cuando hasta hace apenas unos meses en la vecina Francia se podía dejar de trabajar a los 60 años. Casi una excepción en Europa con la que Sarkozy ha querido terminar posponiendo la edad legal para retirarse a los 62 si se tienen 41,5 años cotizados, y a los 65 para cobrar el máximo, sin necesidad de haber cotizado todos los años. Una tímida reforma que, sin embargo, sacó a tres millones de personas a la calle el pasado otoño y bloqueó el país varias semanas. Y aunque la andanada de Merkel no tenía como blanco a su socio francés, la canciller ha suscitado no pocas críticas al otro lado del Rhin. Como la réplica del eurodiputado ecologista Daniel Cohn-Bendit, que sugirió a la dirigente germana que «cuando se hable de convergencia económica y social, hay que dejar los clichés y los prejuicios en el vestuario».
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