Murcia
Las cuentas de Don Juan por José Clemente
Las cuentas de la Comunidad traen de todo bajo el brazo, de todo y poco bueno, por eso hay que mirarlas con lupa y ni siquiera tocarlas, porque como el papel viejo se deshacen en las manos, y el único que debe entender de esas texturas es el consejero de Economía, Juan Bernal, que como el último mohicano, es el único optimista que queda por estas tierras, por eso se muestra cada día más convencido de cumplir con el objetivo de déficit previsto en el 1,5 por ciento. Todo esto ocurría el mismo día en que Bernal presentaba los datos sobre la ejecución presupuestaria de 2012 y el plan de adhesión al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para los próximos días. Y, sin apenas despeinarse, el consejero murciano nos endosó un crecimiento del déficit del 0,2 por ciento que sitúa el déficit anual de la Comunidad en el 2 por ciento, medio punto por encima de las previsiones más adversas y a falta de los resultados del último trimestre que confirmará el estado de salud de las cuentas de la Región de Murcia. En ello nos jugamos 135 millones que ingresarían en las arcas de la Comunidad si se cumple el objetivo. Los deberes de Bernal son complicados, especialmente en este momento de recesión tan dura que puede hacer saltar por los aires la mejor de las previsiones.
Pero al igual que las monedas tienen dos caras, a los números presentados por Bernal se le pueden buscar esos dos rostros y aplicar idéntico tratamiento. Veamos. La cruz de la moneda, en sentido figuradamente negativo, es que su palabra parece ser un dogma de fe. Me explico. Si el consejero no logra de ningún modo contener el aumento del déficit regional y que poco o mucho siga creciendo cada trimestre que pasa ¿por qué vamos a creer ahora que a final de año se logrará alcanzar esa cifra mágica del 1,5 por ciento de déficit? O dicho de otro modo. ¿Cómo hará Bernal posible que un déficit actual del 2 por ciento logre reducirse en 0,5 puntos si en los tres trimestres anteriores la tendencia ha sido la contraria, en mayor o menor cuantía? En idéntica línea nos preguntamos ¿cómo hará el consejero para vender un patrimonio que no ha logrado colocar en un primer intento? y, ¿cuánto dinero dejará de ingresar la Comunidad para poder colocar esos inmuebles o los amarres que les quitaban de las manos como se dijo en un primer momento?
Malos tiempos para la lírica, la metafísica y la cuántica. Pero vayamos ahora el lado contrario de la moneda, es decir, la cara, esta vez en tono positivo. Cierto es, como dice Bernal, que se pidió paciencia en su momento hasta que el Plan de Reequilibrio hiciera su efecto, y por fin lo vemos cuando al cierre de este último balance y pese al crecimiento del 0,2 por ciento, el déficit logra contenerse 0,7 décimas respecto a los trimestres anteriores. Luego tenía razón, las cosas pueden funcionar si somos capaces de darles su tiempo. Por eso tendríamos que esperar ahora a que otro paquete de medidas hiciera su efecto, como la contención del gasto corriente, la reducción del sector público, la nueva jornada laboral y la venta de los inmuebles de la Comunidad, que aunque no se gane lo esperado siempre nos lo ahorraríamos en intereses. Así pues, estamos ahora mismo como convidados de piedra en «El burlador de Sevilla», esa obra teatral que recoge el mito de Don Juan Tenorio con aquél ¡Cuán largo me lo fiáis!, que nos propone Bernal con sus cuentas perifrásticas.
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