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Inducir al buen gobierno por Antonio Guedes

Inducir al buen gobierno por Antonio Guedes
Inducir al buen gobierno por Antonio Guedeslarazon

Su Santidad visita Cuba y los cubanos, en su inmensa mayoría, recibimos con gran alegría este viaje principalmente pastoral, como sucedió con su antecesor, el beato Juan Pablo II. La presencia entre los cubanos del Vicario de Cristo como peregrino de la caridad siempre debe ser un estímulo para el amor y la esperanza.
El Santo Padre llega en un momento en el que el Gobierno de la isla ensaya tímidas reformas económicas. Ojalá su presencia les recuerde a los gobernantes que «no sólo de pan vive el hombre», porque no hay bien material, si algún día se alcanzara, que sustituya la importancia de la libertad, de la que estamos tan profundamente necesitados los cubanos.

¿Qué esperamos los cubanos de la visita? El anuncio del Evangelio, como el de San Juan («serán verdaderamente mis discípulos si guardan siempre mi palabra; entonces conocerán la Verdad y la Verdad los hará libres»), que se proclamará el día 28 de marzo en la Plaza Cívica José Martí de La Habana. En el aspecto pastoral, que se amplíen los márgenes de participación de la Iglesia –de todas las denominaciones religiosas– para que pueda recuperar la posibilidad de enseñar, tener acceso a los medios de comunicación y participar en la sociedad de forma activa. Asimismo, que reclame para otros sectores de la sociedad civil exactamente esto mismo que, con toda justicia, pide para ella.

Es inadmisible que más de once millones de personas estén sujetas al control y al juicio moral de un solo partido dirigido por un minúsculo grupo de personas encabezado por la misma familia desde hace más de medio siglo. Es intolerable que en Cuba continúen muriendo de hambre presos políticos en las cárceles o sigan los apaleamientos de opositores. Es muy importante no sólo que «Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba», como dijo el Papa Juan Pablo II, sino que el Gobierno de Cuba, finalmente, se abra a los cubanos.

Esperamos que la Iglesia, como ha hecho hasta ahora, pero aún con más vigor si ello es posible, persista en la solicitud de que se libere a los prisioneros políticos, se trate humanamente a los comunes, y se deje de acosar, maltratar y perseguir a las personas que manifiestan pacíficamente sus discrepancias con la línea oficial del Gobierno.
Los cubanos somos un pueblo ávido de un mensaje diferente a la única voz escuchada en estos más de cincuenta años de régimen totalitario. La palabra del Señor proclamada, la participación de la liturgia en la Eucaristía, las homilías del Santo Padre, las movilizaciones voluntarias, las misiones que llevan a cabo los católicos en preparación a la visita, etc.Todo ello aportará una visión diferente para la mayoría de los cubanos y estimulará a un pueblo desanimado. El mensaje de Su Santidad realzando la dignidad del ser humano, la búsqueda de la Verdad, la libertad de la persona, el valor de la reconciliación y de la caridad no dejarán indiferente a creyentes y no creyentes.

No es una función de la Iglesia participar directamente en la lucha política, pero como expresan las encíclicas, a partir de la «Rerum Novarum» y el Concilio Vaticano II, existe en la Iglesia la voluntad de inducir entre los hombres el buen gobierno, la tolerancia y el ejercicio compasivo y efectivo de la autoridad. Cualquier gesto en esa dirección será recibido por los cubanos con una honda simpatía. Muchas gracias, Santidad.

 

Antonio Guedes
Presidente de la Unión Liberal Cubana