Historia

Crítica de cine

«Marley»: Reggae con poca chicha

Dirección: Kevin MacDonald. Intervienen: Rita y Ziggy Marley, Jimmy Cliff, Lee Perry. EE UU/Gran Bretaña, 2012. Duración: 144 minutos. Documental.

La Razón
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Ver «Marley» se parece mucho a leer una biografía particularmente minuciosa publicada en Wikipedia o, en su defecto, uno de esos reportajes de revista musical en los que el autor quiere demostrar que conoce todos los secretos de su ídolo, incluso aquellos que parecen falsos de tan íntimos. Como le ocurrió a Scorsese en su elefantiásico documental sobre George Harrison, la película de Kevin MacDonald confunde la cantidad con la calidad: la sobredosis de información –ingente material de archivo, voces autorizadas por los lazos de sangre o las afinidades electivas– de la primera hora de metraje es perturbadora y, en su mayor parte, inútil. Su obsesiva atención al detalle condena la película a la superficialidad. Los árboles no nos dejan ver el bosque, o, peor aún, las hojas de los árboles no nos dejan ver los árboles. MacDonald pretende que los datos objetivos hablen por sí mismos, pero la cháchara de los allegados del cantante –no es de extrañar que el productor ejecutivo sea Ziggy Marley– no reflexionan sobre su figura, simplemente la describen, la convierten en un póster que colgar.

La segunda parte de la película es algo más generosa al contextualizar a Marley como icono político, primero como símbolo de la reconciliación en la lucha por el poder en Jamaica, y después como víctima de esa instrumentalización, encarnada en su versión más feroz en el atentado frustrado contra su persona y tocando en Ghana contratado por un dictador. Por desgracia, la tentación de la hagiografía sigue latente, y nunca tenemos la impresión de que la perspectiva histórica afecte la visión plana, monótona, que MacDonald tiene de la música de Marley.