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Conseguir una cita por Marina CASTAÑO

Conseguir una cita, por Marina CASTAÑO
Conseguir una cita, por Marina CASTAÑOlarazon

El azar, el destino, qué sabemos acerca de lo que la vida nos tiene preparado para dentro de cinco minutos o para dentro de cinco años, me da igual, pero lo que no deja de ser cierto es que a veces ocurren cosas inesperadas y otras hacemos lo posible por provocarlas. En las relaciones amorosas lo que se ha producido últimamente es muy curioso, y es que mucha gente tiene que recurrir a agencias que provocan citas para que hombres y mujeres (u hombres y hombres o mujeres y mujeres) se conozcan e inicien, si procede, un noviazgo o una ligazón eventual o permanente, según les convenga. Antes, en la época de nuestros padres, la gente ligaba por la calle, paseando por la ciudad, o en los bailes, o cuando las familias se compinchaban para casar a los hijos y unir apellidos. Hoy lo del ligue está crudo, por eso muchos y muchas recurren a ciertos trucos, según me han contado, como apuntarse a un gimnasio (por lo visto es un lugar óptimo para conseguir una cita); colaborar en una ONG (también practicando el voluntariado surgen oportunidades para conocer gente); a través de las redes sociales (lo que no deja de comportar un cierto peligro, ya que no se sabe con quien puede uno toparse); viajando (no hace falta irse a Capri o a Nueva York, sino que dentro de la propia región hay otras ciudades donde se pueden encontrar gentes distintas de las que se ven a diario); paseando al perro (quienes lo tengan, claro); o yendo a esos viajes de solteros de donde a veces salen hasta matrimonios… Pero lo más curioso de todo es lo difícil que está el conocer a alguien para formar pareja. Aunque sea la equivocada