Arquitectura
Arquitectura origen del «bioclimatismo»
ECOproyectosLuis Enguita, ArquitectoEnguita & Lasso de la Vega
El origen es el final en este caso. Final porque se acaban de incorporar al gran proyecto del Museo Nacional de la Energía de Ponferrada, ganando el concurso que les permitirá construir el tercero de los edificios del complejo (las otras eran las antiguas centrales térmicas de El Bierzo) y el único que había que empezar de cero, y porque la forma estética fue casi, casi, lo último en llegar. Imaginaron una «burbuja llena de bosque», el mismo que dio lugar hace millones de años a los estratos de carbón.
No queda claro dónde empieza el espacio de visita, el exterior propone una continuidad de formas con el paisaje y permite pasear por la cubierta vegetal y laminada del edificio y vislumbrar el prometedor túnel del tiempo, las cascadas, el bosque carbonífero, los espacios interactivos y el húmedo desfiladero del interior. Una concesión a la eficiencia, a que «no haya abuso», dice Enguita, recortando la necesidad energética gracias a las sombras proyectadas durante todo el año: «el cristal no resolvía la exposición directa. Además, esta nueva estructura debía ser la más lúdica de las tres», explica Enguita. La energía que nutre el edificio viene de una planta de cogeneración de biomasa, que compartirá con los edificios «hermanos». Paneles solares térmicos y la ventilación natural propiciada por dos zanjas de piedras norte-sur se encargan del resto, simplificando un poco.
Tecnología sí, la justa
Para conseguir el clima tropical necesario para mantener la gran «maceta» de nueve metros de profundidad, siguieron su forma de entender la arquitectura: «no hacen falta alardes tecnológicos para suplir una arquitectura defectuosa», explica Enguita.
La necesidad les llevo a enterrar el edificio para aprovechar la temperatura constante en invierno y para la cúpula se usaron programas de parametrizado del comportamiento solar; reproducir los cambios del astro dio lugar a deformar la cúpula hasta estratificarla.
Simbólicamente, ante los ojos del futuro visitante se alzará la misma burbuja de bosque que hace millones de años se descompuso con forma de carbón en El Bierzo. Su origen, vaya.
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