Agricultura

El trasvase sin solución

Desde el pasado 6 de mayo hay 12 hectómetros cúbicos de agua del Júcar estancados en la balsa final del trasvase.

La balsa de San Diego se llenó el pasado 6 de mayo. Las pruebas del trasvase han concluido
La balsa de San Diego se llenó el pasado 6 de mayo. Las pruebas del trasvase han concluidolarazon

Valencia- Dicen que dos no riñen si uno no quiere, así que como en cualquier conflicto cuya solución se demora en el tiempo todas las partes implicadas tienen parte de culpa. En el del Júcar- Vinalopó el resultado es el siguiente: se ha construido una infraestructura que ha costado 330 millones y que ha recibido 120 millones de financiación europea, se ha realizado el primer envío de agua, 12 hectómetros cúbicos con los que podría beber una ciudad como la de Alicante durante un año, pero ese agua no irá a ninguna parte. Físicamente no hay conexión con la infraestructura que puede hacerla llegar hasta los regantes, y además, no hay acuerdo sobre el precio al que pagarán el agua.
La Junta de Usuarios del Vinalopó afirma que el agua no es de suficiente calidad para regar y no saben cuánto les costará. El presidente de esta agrupación, Andrés Martínez, lo ha explicado en diferentes ocasiones. Si el trasvase no hubiese cambiado su punto de toma- durante la primera legislatura de Zapatero se modificó el trazado para el que el agua se tomara en la desembocadura- los regantes sí aceptarían el agua. Reclaman que el Ministerio de Medio Ambiente construya una planta potabilizadora, infraestructura con la que dicen se comprometió el secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu. Así, el agua tendría calidad para regar y también para el consumo de la ciudades, de esta manera se repartiría el coste.
Sin embargo, fuentes oficiales de Acuamed, empresa que depende del Ministerio de Medio Ambiente, negaron a LA RAZÓN que existiera tal promesa e inciden en que el trasvase no tiene como fin «llevar nuevos recursos al valle del Vinalopó, sino que esos nuevos recursos deben compensarse reduciendo en idéntica cuantía las extracciones que se realizan en pozos de la comarca y que están situados en acuíferos en situación complicada». Con este argumento, remarcan que «lo lógico es que las aguas se destinen a regadío y para ese uso los análisis realizados confirman que el agua es perfectamente válida».
Oídas ambas posturas, lo normal sería abrir nuevas negociaciones, reclamación realizada por los usuarios, pero según Martínez desde octubre de 2010 no ha habido ninguna. Acuamed afirma que se han mantenido muchas, a pesar de que la ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar nunca ha estado presente. El problema «no es de reunión, sino de actitud», inciden en que el Ministerio ha cumplido con su parte y que difícilmente puede usarse el agua «si la cuenca receptora insiste en que se modifique el trazado».
Por último, apuntan a que la Confederación Hidrográfica del Júcar es la usuaria, «organismo que es el interlocutor».