Londres

Las Juventudes están maduras

La Razón
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Fue en Bélgica, en 1940, y no en Madrid, donde fue fundada «Juventudes Musicales de Madrid» con el objeto de difundir la afición entre los jóvenes. Hoy pertenece a la Federación Internacional de Juventudes Musicales y es miembro fundador del Consejo Internacional de Música de la Unesco. Entre sus más preclaros padrinos figuraron José Eugenio de Baviera, Federico Sopeña, Joaquín Ruiz Jiménez y Enrique Franco, y desde 1983 dirige su rumbo infatigablemente María Isabel Falabella. Su abanico de actividades es extenso y abarca desde el concurso nacional a las becas de ampliación de estudios, pasando por los concierto de jóvenes en centros culturales madrileños o el soberbio ciclo que desarrolla en el Auditorio Nacional.
El ciclo sinfónico es, junto a Ibermúsica, el mejor de los que se desarrollan en España. Baste apuntar que tan sólo en un mes pasarán por el Auditorio la Orquesta de París con Maazel, la Mahler Chamber con Gardiner, la Filarmónica de Londres con Bell y Jurowski, la Filarmónica de Radio Francia con Myung-Whun Chung, los Músicos de Louvre Grenoble con Minkowski y la Sinfónica de Gothenborg con Dudamel. En toda actividad se puede encontrar algún punto débil y quizá el de las Juventudes madrileñas sea que se han vuelto demasiado maduras. La edad media del público que asiste al ciclo se acrecienta año tras año, lo cual puede tener su lógica pero es algo que sin duda inquietará a Falabella. La relación calidad-precio es magnífica, con sus entradas más caras a 110 euros, pero no todos los conciertos reúnen calidad equiparable y, de otro lado, los 55 de las localidades más baratas tampoco están al alcance de la juventud. Sin duda, la elección no es fácil y en una organización privada, el precio de la calidad ha de trasladarse al espectador, pero se habrá de pensar en cómo reactivar la juventud de Juventudes. Estoy seguro de que la estupenda mente organizadora de Falabella encontrará el camino para redondear un enorme esfuerzo que cobra más significado en tiempos en que la propia subsistencia de muchas instituciones musicales se halla en entredicho.