París
Sarkozy (por fin) candidato
El presidente francés adelanta su entrada en campaña para intentar dar la vuelta a las encuestas, que dan como favorito al socialista Hollande
Se acabó el falso suspense. Abocado por las circunstancias, Nicolas Sarkozy desvelará esta noche en televisión, con medio mes de adelanto al calendario deseado, un secreto a voces: la candidatura a su propia reelección como presidente de Francia. El constante avance de François Hollande en los sondeos y la creciente inquietud en su propio partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), le han obligado a anticipar su declaración. Antes, Sarkozy –y su cohorte de asesores– se han empleado a fondo en preparar el terreno y, de paso, privar a su rival socialista de la sobreexposición mediática de la que ha gozado durante el mes de enero. Es la primera fase de la reconquista versión «Sarko». Dispuesto a acabar con la «hora de gloria» que desde su declaración parece vivir Hollande, al que todas las encuestas dan como favorito con cinco puntos de ventaja en la primera vuelta y hasta diecinueve de diferencia en la segunda.
Con su reciente y prolija entrevista –diez páginas– a «Le Figaro Magazine», el líder conservador ha querido golpear fuerte, desgranando sus intenciones para los próximos cinco años: mano dura contra la inmigración y una reforma de las prestaciones sociales por desempleo para atajar el fraude. El derecho a un subsidio estará condicionado a la aceptación de una formación. En esa predeclaración programática el presidente-candidato desenfundaba el arma que en 2007 le condujo, en parte, a la victoria: la afirmación de valores como el trabajo, la responsabilidad y la autoridad, que están en el ADN de su electorado tradicional. Pero entonces, a diferencia de hoy, Sarkozy no cargaba sobre la espalda un balance que le podría costar varios centenares de miles de votos. Los de la ultraderecha, que hace cinco años se rindieron a sus encantos y ahora podrían, decepcionados, volverle la espalda. Según la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, sus votantes no van a sucumbir esta vez a los cantos de sirena. Desde hace semanas, Sarkozy no hace sino insinuarse. Alternando ladinamente sus dos uniformes, el de presidente y el de candidato no declarado y desencadenando la furia de la oposición que le acusa de hacer campaña a costa del erario. Esta noche el presidente tiene pensando sincerarse ante los franceses. Eso sí, después de haber visionado y analizado al detalle las declaraciones de sus antecesores. Al final, su inspirador no habrá sido Chirac sino Mitterrand, que en 1988 optó también por un informativo en televisión. Aunque el socialista se decantó por una cadena pública. Sarkozy acudirá a la privada TF1, la de su amigo Martin Bouygues, y a la sazón, la de mayor audiencia. En el círculo presidencial, los cerebros de la campaña se han dado tres semanas para recuperar el retraso acumulado.
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