Navarra
Viernes negro por Martín PRIETO
Pascual Sala, que debe ser pariente carnal socialista, pastoreando cinco magistrados del Constitucional unidos con grapas de acero al corazón del PSOE, como recomendaba Shakespeare hacer con los amigos, (otro togado de la cuerda tuvo vergüenza) han abierto las municipales a la retaguardia de ETA, por encima del Supremo, de informes políticos, policiales, judiciales, eludiendo enfrentarse al sentido común y la duda razonable. Un cálculo rápido da unas 800 concejalías en el País Vasco y Navarra para los soldados rasos etarras y las cantineras, el triple que en los pasados comicios. Tras la votación pinchen chinchetas en todos los municipios abertzalizados y se les dibujará un inquietante archipiélago Gulag que administrará dinero público, financiará actividades separatistas y amedrentará a viajeros y estables. ETA tendrá territorialidad. Una de las zonzeras de esta democracia imperfecta es la muletilla de la «fe, respeto y acatamiento de la Justicia». La Justicia es un servicio público, como los ferrocarriles, y, o funciona o no sale a la hora. Casi es un sacrilegio tener fe en los trenes y no se sabe por qué hay que acatar todo lo que diga el Maquinista de la General. No se me dará la ocasión pero yo no acato la bendición de Bildu. El responsable de éste rejonazo al Pacto Antiterrorista, a 900 asesinados y millares de víctimas, quiebras, vandalismos y exiliados no es tanto Sala como nuestro fracasado presidente interino que apunta maneras de querer morir matando como Sansón en el Templo de los Filisteos. Habría que criogenizar España hasta marzo para que el huidizo no nos arroje encima sus últimas enajenaciones de salvapatrias.
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