No hay derecho

Nos encontramos de nuevo, los ciudadanos, ante el oportunismo sindical, ante el abuso de los instrumentos democráticos. Me refiero al anuncio de huelga que ha realizado el Comité de Empresa del Metro. ¿Para cuándo?. Durante la semana fallera. Para cuando más pueden perjudicar a los usuarios, a los contribuyentes, a esos que precisamente el Gobierno nos saca la pasta, entre otras cosas para que los representantes sindicales vivan para fastidiarnos.
Ni les importa, a los sindicatos, el deterioro de la vida cotidiana en unos días de extraordinario movimiento, ni tienen la menor sensibilidad hacia estos tiempos que los ciudadanos afrontan, con millones de parados, que darían sabe Dios cuánto por conseguir un empleo. Que no se sorprendan de la mala imagen que las organizaciones sindicales gozan ante la sociedad. Así lo expresan, al menos, las encuestas. Y es lógico. Existen demasiadas preocupaciones como para soportar veleidades ventajistas.
Quienes prácticamente tienen asegurado su puesto, no pueden ahora apoyarse en la intransigencia de los aumentos salariales, menos aún sustrayendo el derecho de todos a disponer del transporte público. Es difícil, además, que les salga bien.
Así es la vida.