Fomento suspende la privatización de El Prat y Barajas

Madrid- Hace semanas que el sector daba por muertos los procesos de privatización, a través de sendas concesiones, de los aeropuertos de Barajas y El Prat. Pero, por si había dudas, Fomento certificó ayer la defunción y entierro de los dos concursos al anunciar oficialmente su cancelación y la revisión al completo del modelo de privatización de AENA.
La encargada de anunciar el deceso fue la propia ministra, Ana Pastor, que flanqueada por el secretario de Estado del departamento, Rafael Catalán, y el nuevo presidente de AENA, José Manuel Vargas, arguyó que las condiciones actuales de los mercados «son claramente desfavorables y desaconsejan la continuidad del proceso, pues podría provocar que se redujera el número de ofertas competitivas e incluso el precio ofrecido», con el deterioro de imagen y pérdida «irrecuperable» del valor de los activos.
Los siete consorcios que pujaban por las licitaciones de los dos aeropuertos –liderados por FCC, Acciona, Ferrovial, Aeropuertos de París, GMR, Abertis y el grupo San José– tenían hasta el 31 de enero para presentar sus ofertas, después de que el Gobierno de José Luis Zapatero decidiera en octubre prorrogar tres meses más el plazo inicial ante las dificultades financieras de las empresas interesadas. De hecho, en los últimos días, muchos daban por hecho que ningún consorcio presentaría ofertas porque los 3.700 millones de canon inicial que se pedían por Barajas y los 1.600 de El Prat son cantidades inasumibles en la coyuntura actual.
A los problemas financieros que planteaba el proyecto socialista se suma el hecho de que el PP siempre se ha mostrado reacio al modelo de gestión que impulsó el anterior Gobierno socialista. Éste preveía la privatización, por una parte, de Barajas y El Prat, y la entrada de capital privado en Aena Aeropuertos, la sociedad que iba a gestionar el resto de aeródromos de la red. Como recordó ayer Pastor, el Ejecutivo considera que «El todo de AENA vale más que la suma de sus partes» y que disgregar su gestión en aeropuertos de forma individualizada disminuye el potencial del gestor como líder del sector, lo que da a entender que la intención de Fomento es mantener toda la red unida para tener un gestor fuerte que garantice la «cohesión y la vertebración» del país. «Todos los aeropuertos forman parte de un todo y tendremos que ver cómo hacerlos más eficientes y viables», añadió Pastor.
De revisar el modelo se encargará Vargas, cuyo primer cometido será «poner en valor» a una compañía que, debido a la crisis económica, se ha deteriorado progresivamente, como explicó la ministra. Para ello, el gestor elaborará un plan estratégico y de negocio del que ni Pastor ni el presidente del mismo aportaron más detalles. Ni siquiera un calendario con los plazos de ejecución.
Concluido este proceso, se abrirá la etapa final para dar entrada al capital privado en la compañía en un porcentaje que tampoco determinaron ni la ministra ni su equipo. Tampoco se especificó el modo en que se dará entrada a los posibles inversores: salida a bolsa, colocación entre socios cualificados... Cualquier opción queda abierta, aunque lo cierto es que las mismas condiciones desfavorables de los mercados que han aconsejado paralizar ahora el proceso es más que posible que acaben por dilatarlo en el tiempo.
Lo que sí tiene claro Pastor es que su intención es dar cabida a las comunidades autónomas en el nuevo modelo de gestión. El antiguo plan preveía la creación de una comisión encargada de supervisar las concesiones de El Prat y Barajas con participación autonómica.

Las razones de la cancelación
- Fomento entiende que el anterior proceso favorecía la competencia entre Barajas y el Prat, cuando el objetivo debe ser «fortalecer a ambos y a todos para que compitan a nivel mundial».
- Además, considera que el valor que tiene AENA como líder mundial «se vería disminuido si se disgregara su gestión en aeropuertos de forma individualizada».
- A ambas razones se suma que «las condiciones actuales de los mercados son claramente desfavorables y desaconsejan la continuidad del proceso, pues podría provocar que se redujera el número de ofertas competitivas e incluso el precio a ofertar por ambas concesiones», lo que supondría un deterioro de imagen y valor «imposible de recuperar».

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