Disturbios
Tirar la piedra por Iñaki Zaragüeta
La falta de calefacción en el Instituto Luis Vives de Valencia, en la que se basó la protesta del viernes y lunes, resultó ser falsa. Nunca se cortó. Sin embargo, todo queda mejor explicado con el argumento dado por el Gobierno valenciano. Los únicos recortes han afectado a algunos complementos económicos del profesorado. ¿Será así como se han jaleado las concentraciones? «Tirar la piedra y esconder la mano». Así todo se revela más comprensible. De lo contrario, ¿cómo estudiantes de catorce a diecisiete años pueden protagonizar semejantes manifestaciones con un lenguaje tan agresivo «seguiremos incendiando Valencia»? ¿cómo interpretar que de los 24 detenidos, tan sólo cinco eran menores, cuando de ese Instituto se sale a los 17 años? Fueron personas ajenas al centro educativo las que promovieron el enfrentamiento con los policías. ¿Por qué algún político/a de la oposición al PP anduvo los dos días pegado/a a la cámara de televisión de la cadena más opuesta a la organización popular? Lo mejor es que ayer las aguas comenzaron a volver a su cauce.
Eso sí, para que no hubiera violencia, la Policía tuvo que inhibirse y dejar que se recorrieran cuantas calles quisieron. Tenía razón la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, al preguntarse por qué las protestas han aparecido a las pocas semanas de la victoria de Rajoy y brillaron por su ausencia con Zapatero. Los tiempos se vislumbran duros, muy duros, y la oposición no va a privarse de utilizar la calle. Así es la vida.
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