Camas

Paradigma Camas por Lucas Haurie

La Razón
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La transversalidad se da cuando un fenómeno se generaliza sin distinción de clases sociales o estabulaciones sectarias. Verbigracia, la corrupción en el municipalismo español del comienzo de este siglo. El «caso Camas» es el paradigma. En una localidad relativamente pequeña, los tres principales partidos del país tienen que colocar a sus cuadros menos competentes. Que ya es decir. Hay tanto militante colocado en las diversas administraciones, que para candidato de pueblo quedan semovientes de escaso bagaje intelectual y nulos frenos éticos. Gentecilla de sede, que pelotea al cuadro intermedio a falta de otra cosa mejor en la que ocupar el tiempo, y así se busca la vida, si cae la breva del nombramiento, además de un lugar en el mundo. Pero esos ayuntamientos manejaron grandes cantidades de dinero en los años del latrocinio, la casa consistorial era el rompeolas de todas las corruptelas y a ella se arrimó lo peor del empresariado, vivos que no buscaban negocio sino pegarle un sablazo al contribuyente por la persona interpuesta del concejal de turno. Un caso transversal: hay implicados de los tres partidos con representación municipal en Camas. Más ese Eusebio Gaviño, «molieriano» enfermo imaginario, a quien el juez ha tenido que enchironar para que no obstaculice con trapisondas dilatorias un proceso ya eternizado. Nuestro sistema democrático está enfermo y la sangría (de millones) practicada por los electos no ha hecho sino agravar la situación. Las condenas serán de una insoportable levedad.