Leganés

La noche en blanco de «La Roja»

Cientos de miles de personas tomaron La Castellana para celebrar por todo lo alto el triplete histórico de la Selección

La noche en blanco de «La Roja»
La noche en blanco de «La Roja»larazon

MADRID-La noche de ayer en Madrid volvió a ser roja. Por tercera vez en cuatro años, cientos de miles de personas tomaron las calles para celebrar un título del combinado nacional. Como en las otras dos ocasiones, la Castellana, a más de 3.600 kilómetros de distancia del Estadio Olímpico de Kiev, se convirtió en la arteria principal del sentimiento festivo. La marea de casi medio millón de personas que inundó un día más la explanada del Bernabéu para ver el partido en pantallas gigantes ni siquiera tuvo que esperar a que el árbitro pitara el final para empezar a celebrar el título y entonar el clásico «¡Campeones, campeones!». No hubo la tensión ni el sufrimiento que, por ejemplo, frente a Portugal, pero ello no impidió que la explosión de alegría superara con creces lo vivido hasta entonces. Todos lo tenían claro: «La Roja» había entrado en la historia.

Pocos minutos después de que Casillas levantara la copa, miles de personas abandonaron sus casas, los bares, los centros comerciales y los cines en los que habían seguido el choque para celebrar como se merecía este triunfo en las calles. Del Bernabéu a Atocha, centenares de coches fueron calentando el ambiente con sus cláxones. Enseguida, el tramo entre la Plaza de Lima y Cibeles se convirtió en terreno vedado para el tráfico. Estaba literalmente tomado: inacabables riadas de personas enfundadas en los colores nacionales al grito de «¡Yo soy español, español, español!». La bandera tan pronto servía de improvisada capa como de capote para torear a los valientes que pretendían llegar al centro sobre ruedas. Y es que los formalismos hacía rato que se habían dejado a un lado. Con las camisetas anudadas en la cintura o atadas a la cabeza, con las pinturas de la enseña nacional desteñidas en la cara por el calor, y con la euforia propia de quien ha sido testigo de un éxito sin precedentes, los fieles de la Selección se entregaron sin reservas a la fiesta. Cibeles y Neptuno, acostumbradas durante esta primavera a recibir los títulos logrados por Real Madrid y Atlético, también fueron testigos de unas escenas que, para bien de nuestro fútbol, comienzan a convertirse en una sana costumbre. Entre los aficionados, muchos venidos de todos los puntos de España para vivir en Madrid la fiesta y para recibir mañana a los chicos de Del Bosque por todo lo alto. Como testigos privilegiados de todo ello, algún grupo de turistas extranjeros dispuestos a captar con sus cámaras las instantáneas de la celebración. Y tenían material de sobra para presumir de fotos a su regreso a casa: decenas de personas bañándose en las fuentes de Sol o en la de los Delfines de República Argentina, grupos de amigos enloquecidos haciendo balancear los coches con los que se encontraban, padres que por un día perdonaron a los más pequeños aquello de acostarse pronto, y otros muchos que con una nevera a cuestas amenazaban con prolongar la juerga muchas horas. Pero no sólo en la capital se celebró la gesta de Iniesta y compañía. La Fuenlabrada de Torres, en el Móstoles de Casillas, en Alcorcón, en San Sebastián de los Reyes... Todos quisieron formar parte de la fiesta, con la promesa de volver a encontrarse en el mismo lugar y por el mismo motivo dentro de dos años.

 

Susto con la pantalla de Leganés
La anécdota –y el susto– de la jornada tuvo lugar en Leganés. La pantalla gigante que iba a instalar el Ayuntamiento en la Plaza Mayor del municipio para que los vecinos pudieran seguir la final de la Eurocopa entre España e Italia se cayó durante su montaje por un fallo de los operarios, sin que se produjeran heridos. Los técnicos intentaron arreglarla, pero no se pudo garantizar su reparación a tiempo para el partido.