Blanqueo de capitales
Todos en la calle
Mañana fría en Madrid, humedad que cala, 8:45 horas. Mientras un goteo de corredores va apareciendo por Plaza Castilla –deporte de verdad: ¡madrugar un domingo para correr por placer!– en el Juzgado de Instrucción número 24 iban compareciendo las cinco personas que aún permanecían detenidas en la capital relacionadas con la «Operación Galgo» contra el dopaje
A saber: El médico y teórico cabecilla Eufemiano Fuentes; el entrenador Manuel Pascua Piqueras, en cuya casa se encontraron bolsas con sangre, según fuentes de la investigación; el ex atleta y representante de corredores como Marta Domínguez, José Alonso Valero; el ex «biker» Alberto León, supuesto intermediario entre Eufemiano Fuentes y los deportistas y entrenadores; y el entrenador de Marta, César Pérez. También compareció el fondista Alberto García, pero por su propio pie: «Llevo dos días en mi casa», aseguró. Cerca de las cinco de la tarde llegó la resolución: todos quedan en libertad sin fianza, aunque con cargos, y a los seis la juez les imputa un delito contra la salud pública que, según el artículo 361 bis) del Código Penal podría suponer penas de seis meses a dos años de cárcel.
Con ellos, los catorce detenidos por la «Operación Galgo» están en libertad, de momento, a la espera de que se recojan más pruebas, se cotejen las que ya se tienen, se hable con nuevos testigos y todos los que fueron detenidos terminen de prestar declaración, entre ellos la propia Marta Domínguez. «Las diligencias continúan secretas mientras se investigan las cuentas y patrimonio de los imputados, se llevan a cabo los pertinentes análisis de sustancias intervenidas y se espera el testimonio de los testigos», asegura en un comunicado el Tribunal Superior de Justicia.
Tres furgonestas de la Guardia Civil hicieron acto de presencia en los Juzgados antes de las nueve. Otras tres repitieron la operación pasados veinte minutos. Alguna de ellas era un señuelo. El primero en aparecer públicamente fue Julián Perez Templado, el abogado de Eufemiano Fuentes. Tranquilo y relajado, afirmó: «Mi cliente no tiene nada que ver con todo este caso.
Ejerce de médico en Las Palmas y ya está». Pero también apareció en la «Operación Puerto»... «Sin duda eso le ha perjudicado para verse en este caso», respondió Templado. ¿Se encontró algo en su casa, uno de los quince registros que se hicieron el jueves? «No».
Poco después llegó Alberto García por su propio pie. Fue detenido el jueves, pasó una noche en el calabozo y al día siguiente prestó declaración antes de que lo soltaran. Estaba contento. Ayer todo el mundo era o parecía bueno. «Soy inocente», proclamó. «Me han llamado traficante y eso duele. La noche que pasé encerrado es lo más grave que me ha pasado en la vida. No sabes nada de fuera, de tu familia, y eso es duro. Sólo faltaban las ratas...», se atrevió incluso a bromear. Más feliz todavía salió después de prestar declaración. «Estoy muy contento», repitió una y mil veces, casi tantas como, «a eso no puedo contestar por el secreto de sumario». «Sólo he venido a ratificar lo que ya dije el jueves. No soy un delincuente, de lo que se me acusa (traficar con sustancias) soy inocente», afirmó. ¿En qué condición sales del juzgado? «No lo sé, no me han dicho nada, estoy como vosotros, libre. Si yo sólo estoy aquí de paso», continuó mientras un chico gritaba: «¡Vergüenza para el atletismo!». No estaba Alberto, que espera esto no afecte a su carrera de fisioterapeuta, del todo en lo cierto: está libre, pero con cargos, por lo que debería comunicar inmediatamente el cambio de domicilio en caso de que se produjera, al igual que los otros cinco declarantes. La Policía aún mantiene retenido el ordenador que se llevaron de la casa del fondista, aunque, afirma, sólo tiene vídeos de carreras suyas y películas.
Alberto García también aprovechó para pedir que se trate al resto de deportes con la misma dureza que al atletismo y al ciclismo. «No sé si habrá dopaje en otros deportes», dijo con cara de pensar que sí.
Más dura fue la confesión de David, que aseguró ser el compañero de calabozo de Eufemiano Fuentes en Plaza Castilla y que salió por la mañana. «Me ha dicho que como hable, adiós Mundial y Eurocopa», afirmó. No parecía estar muy nervioso Eufemiano, todo lo contrario que Manuel Pascua Piqueras: «Había un viejito que estaba hundido».
Fueron varios los curiosos que se acercaron a la puerta del Juzgado de Guardia. Alguno aprovechó la ocasión para pedir la dimisión de Zapatero. Otros se lamentaban de que una mujer como Marta Domínguez, todo un ejemplo, estuviera metida en todo esto. También fue curioso ver aparecer dos perros galgo mientras se empezaba a decidir el futuro de la «Operación Galgo».
César Pérez, el entrenador de Marta Domínguez, fue el siguiente en aparecer. Un BMW blanco esperaba su salida en la puerta de los juzgados. Lo hizo a toda prisa y con la cara tapada por un abrigo. Salió corriendo y sin decir nada. Al parar en un semáforo sí aseguró estar «libre y sin fianza». «Sin cargos, ya veremos», añadió. Por la tarde su teléfono estaba desconectado, lo mismo que el de otros implicados como Manuel Pascua Piqueras.
El veterano entrenador de 77 años, junto a Eufemiano Fuentes, José Alonso Valero y Alberto León fueron los últimos en salir y no dijeron ni una palabra.
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