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A oscuras con un dolor «insufrible»
Son ninguneadas por una sociedad que no es capaz siquiera de definirlas correctamente. Los dolores de cabeza acaban con el trabajo y la vida social de quienes las padecen
«Llegaron a inyectarme morfina»
Beatriz, 31 años
Empezó hace tres años apartándola de sus estudios, también de su trabajo, de las reuniones con amigos, de un padre que al principio no comprendía la enfermedad. «Veía cómo me quedaba en la cama y no podía ir a un examen y lo asociaba a vaguería». Pero el tiempo y los continuos ataques le dieron la razón. Eso, y que su abuela, madre y hermana también la sufren con intensidad. Hoy, la joven no es capaz de explicar el dolor. «Es indescriptible. Se sufre muchísimo. Estaba estudiando y trabajando a la vez y perdí las dos cosas, el trabajo y el curso».
A la crisis acompañan las náuseas, cambios de humor y molestias ante la luz, debido a que «me afecta al nervio óptico y pierdo parte de la visión cuando me da un ataque». Según la fase del ciclo menstrual, el cambio de estación, el estado de Beatriz empeoraba. «Mi vida ha girado en torno a esto. No podía quedarme embarazada porque la medicación era demasiado fuerte. Mi marido tiene que lidiar también con ello. Muchas veces he tenido que cancelar salidas o acontecimientos porque no podía salir de casa». Y es que Beatriz ha llegado a ir al centro de salud «a que me pusieran oxígeno para mitigar el dolor. Incluso en una ocasión me inyectaron un poco de morfina porque no podía más».
«Perdí sensibilidad en los brazos»
Cristina, 32 años
Desde que tiene uso de razón, Cristina ha sufrido dolores muy fuertes de cabeza «acompañados por vómitos». La intensidad es tal que «hay veces que no puedes dormir, que te despiertas del dolor y pasas la noche en una especie de duermevela, por lo que a la mañana siguiente estás completamente agotada física y mentalmente». Esta joven se ha «acostumbrado a vivir con dolor». Una noche, al llegar a casa después del trabajo «no podía soportarlo. De repente se me agarrotaron las manos y perdí la sensibilidad en los brazos, se me durmieron. Tuve que ir corriendo al hospital».
El neurólogo, después de hacerle un escáner y diversas pruebas, le recomendó el uso de antidepresivos «porque me dijo que afectan al sistema nervioso central, pero al final preferí no tomarlos. Con los analgésicos y mucho reposo parece que algo mejora, aunque nunca termina de desaparecer».
Su madre y su hermana conocen bien su situación, porque también sufren estos ataques. «La luz me molesta muchísimo, necesito meterme en la cama a oscuras y relajarme hasta que se me va pasando. Además, cuando tienes náuseas, el dolor parece que se diversifica, pero cuando empiezas a vomitar se vuelve más intenso aún».
«Veo manchas y sólo puedo estar tumbado sin luz»
Juan Pablo, 29 años
Una «especie de manchas blancas» son las señales que indican a Juan Pablo la inminencia de un nuevo episodio. «Cada vez veo más y más luz blanca y a partir de ahí, el dolor se hace progresivo». Tiene que parar con lo que esté haciendo en el momento. «Los sonidos se amplifican, se meten dentro de mi cabeza, y sólo quiero estar tumbado, a oscuras e intentar relajarme». Pese a que su progenitora se lo «dejó en herencia», hasta los 17 años no comenzó el tratamiento farmacológico. «Recurro a los analgésicos cuando presiento que voy a sufrir un nuevo episodio, porque cuando empieza, pasan horas hasta que remite».
«Los ojos me pesan, como si estuvieran hinchados»
Marta, 54 años
Siento que la cabeza va a estallar. Es un ¡bum, bum! constante, no puedo centrarme en nada, sólo en el dolor. Los ojos me pesan, los siento como si estuvieran muy hinchados y cuando los cierro y los vuelvo a abrir, veo manchas». Así desde que era joven. Los periodos en los que Marta se siente peor también se relacionan con los cambios del tiempo. «Es como si el cuerpo se desvaneciera, me mareo y a veces las piernas se me adormecen. No puedo ver la tele, ni salir ni comer... Ni nada». También ha probado de todo: fármacos, antifaces, tapones, hielo... Pero ahí siguen, aunque ahora son más espaciados en el tiempo.
De interés para los enfermos:
Asociación Española de Pacientes con Cefalea (AEPAC)
Web: www.dolordecabeza.net
Fundación Migraña
Web: www.fundmig.org
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