Nueva York
El Thyssen despliega todo el lujo de Cartier
El Museo Thyssen-Bornemisza presenta, del 24 de octubre al 17 de febrero de 2013, la exposición 'El Arte de Cartier', en la que despliega todo el lujo de la famosa firma francesa con una selección de más de 420 piezas de esta Colección, desde sus orígenes hasta nuestros días.
Esta muestra, por primera vez en España y "una de las más importantes organizadas hasta la fecha por el número de piezas expuestas, refleja el espíritu y la evolución artística de Cartier desde su fundación en París en 1847", ha destacado este lunes Bernard Fornás, presidente de Cartier International.
El dinamismo de los hermanos Cartier y su interés por el arte de las culturas lejanas o antiguas sentaron las bases de la identidad artística de la Maison. Del estilo Guirnalda al Art Decó de los años 30, de la inspiración china al estilo Tutti Frutti, esta retrospectiva abarca más de 165 años de creatividad que realza en un amplio recorrido por las múltiples manifestaciones, técnicas y estilos de diseño de sus creaciones.
La Colección Cartier supera las 1.450 piezas procedentes de coleccionistas privados, de joyeros o de subastas. "La riqueza del archivo histórico que la Maison ha conservado durante décadas es una parte fundamental de la Colección", según Pierre Rainero, director de Imagen, Estilo y Patrimonio de Cartier. Por ello cobra también un destacado protagonismo en el recorrido de la muestra.
Formado por bocetos, dibujos, acuarelas y apuntes de extraordinaria belleza, este archivo es un tesoro desconocido por la mayoría del público y ofrece, sin embargo, una información de excepción para entender la Colección en todo su sentido y explicar cómo, para quién y por qué fueron creadas muchas de las piezas.
El diseñador Jorge Varela, comisario de la exposición junto al director artístico del Museo, Guillermo Solana, y Paula Luengo, del Area de Conservación del Museo, ha concebido un espectacular montaje en el que, junto a las piezas expuestas en cada sala, se proyectan en las paredes imágenes de sus correspondientes bocetos, dibujos y fotografías de los personajes que las lucieron, y que aportan una información adicional de interés histórico. "Es la mejor manera de disfrutar de los detalles", ha precisado.
Guillermo Solana, que ha confesado "no saber nada de joyas"cuando comenzó a preparar esta muestra hace dos años, ha resaltado que existen cierto número de piezas adquiridas recientemente se presentan por primera vez al público. Entre ellas, destacan el collar de rubíes y diamantes de Elizabeth Taylor, regalo de su tercer esposo, el productor Mike Todd, o el broche con forma de flamenco de la Duquesa de Windsor, realizado en colaboración con Jeanne Toussaint directora artística de la Maison en aquella época; y una creación de colores, iluminada por un plumaje multicolor de zafiros, rubíes y esmeraldas calibrados, interpretación cromática audaz del flamenco rosa, en la tradición de una visión naturalista y poética.
Solana ha explicado que los responsables de esta exposición han pretendido mostrar la "voluntad de estilo"de Cartier, un estilo que considera "excelencia en la calidad, artesanía, gusto, belleza y didáctica histórica". Asimismo, el comisario ha recordado que estas piezas (para las que ha sido preciso una exhaustiva serie de programas de seguros y reaseguros y numerosas medidas de seguridad) no constituyen "lo que ha quedado"en la Maison Cartier sino que muchas "se han ido buscando una a una concienzudamente"para conformar esta selección.
La exposición incluye también algunos préstamos excepcionales, como la diadema estilo Guirnalda perteneciente a la Familia Real Española, regalo del rey Alfonso XIII a la reina Victoria Eugenia en 1920, y que actualmente la Reina Sofía utiliza en actos oficiales.
También, para esta ocasión, el Palacio de Mónaco ha aceptado que sean expuestas varias creaciones Cartier de su propiedad, como las joyas que la Princesa Gracia luce en las fotos oficiales de su boda en 1956, regalos del Príncipe Rainiero III.
Dividida en dos secciones, la primera sala de la exposición presenta joyas variadas de la segunda mitad del siglo XIX con guarnición de plata y oro según la técnica tradicional; es el denominado estilo Luis XVI o Guirnalda que alcanza su punto culminante en 1890 y perdura hasta la Primera Guerra Mundial, y que Cartier revolucionó completamente con la introducción de un metal nuevo en el mundo de la joyería: el platino.
La segunda sección muestra una completa selección de tiaras. Convertida en símbolo exclusivo de la realeza, la diadema o tiara evolucionó a lo largo de los siglos hacia piezas de orfebrería llevadas como insignias de soberanía o alto rango.
Las grandes diademas de Cartier datan de principios del siglo XX y, en su mayoría, son de platino; son encargos tanto de la realeza como de las grandes fortunas de uno y otro lado del Atlántico que rivalizaban en esplendor con la nobleza de las cortes europeas.
A principios del siglo XX Louis Cartier abre dos nuevas delegaciones en Londres y Nueva York, e incita a sus diseñadores a dar un nuevo enfoque estético que rompa con el estilo Guirnalda. Desde 1904 surgen nuevos diseños basados en líneas geométricas y formas abstractas.
En esos primeros años se desarrollan también nuevas formas de tallado brillante, bala, trapezoidal, cuadrada o triangular que se suman a la talla baguette, creada anteriormente pero cuya forma rectangular y sencilla encajaba visualmente a la perfección con las líneas geométricas del Art Decó.
La pasión por las culturas exóticas dio como resultado una insólita interpretación de este estilo de los años veinte, con influencias egipcias, persas, hindúes, chinas o japonesas, que fusionaba el pasado con el gusto contemporáneo.
Después de la Primera Guerra Mundial aparece una nueva élite rica, culta, abierta y atrevida formada por las más importantes familias aristocráticas europeas y las grandes fortunas americanas; muchos de ellos se convirtieron en clientes habituales de Cartier: la Duquesa de Windsor, Daisy Fellowes, Mona Bismarck, Millicen Rogers o Gloria Guiness. También actrices como las citadas Grace Kelly, Elisabeth Taylor o María Félix.
Esta exposición da buena cuenta además de la colección de relojes diseñados por Cartier desde sus inicios así como de piezas inspiradas en la flora y la fauna: motivos en forma de pájaros, mariquitas, mariposas, tortugas, libélulas, flores exóticas, palmeras y, especialmente, las famosas creaciones felinas, de gran realismo y maestría técnica de esta firma, de las que también hay una selección en esta retrospectiva.
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