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Los europeos enmudecen ante el posible impago de Estados Unidos

Se ha convertido en una especie de protocolo a lo largo de la crisis: Barack Obama llama a los líderes de la Unión Europea para que apaguen el fuego de la eurozona, y evitar una recaída económica en ambas orillas del Atlántico.

Los líderes europeos, en una reunión en Bruselas el pasado marzo.
Los líderes europeos, en una reunión en Bruselas el pasado marzo.larazon

Intervenciones quirúrgicas que el presidente de Estados Unidos realizó en mayo del pasado año, y volvió a repetir este mes, cuando llamó a la canciller alemana Angela Merkel para que flexibilizara sus posiciones en pos de un acuerdo que pusiera fin a la tragedia de Grecia. Aunque las llamas todavía siguen lejos de apagarse en la zona euro, la próxima bomba de relojería puede estallar en suelo americano. A pesar de la gravedad de la situación, ni Merkel ni ninguno de sus socios europeos están moviendo los hilos para siquiera recordar en privado a Obama lo que está en juego. Lejos de las estocadas del Despacho Oval, en Europa se le han buscado poco más que las cosquillas a EE UU, como cuando el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, en la cumbre del pasado junio, destacó la salud de la economía europea frente a los problemas que está teniendo Washington con su endeudamiento. Pero la salud de la eurozona pasa por lo que suceda la semana que viene en Washingon, ya que el golpe que podría suponer el impago estadounidense para los socios de la moneda común, lejos de recuperarse de las heridas de la crisis griega, podría ser fatal. Más ahora que los rumores crecen sobre un posible rescate económico para Chipre, tras los dos de Grecia, Portugal e Irlanda. A la pequeña isla se le ha juntado la explosión en una base naval a principios de este mes, que destruyó la principal central energética del país, y la futura renegociación de los bonos helenos, estando los bancos chipriotas entre los que más exposición tienen a la deuda griega, unos 6.000 millones de euros. Lo que se destila de la gestión de la crisis en ambas orillas es que los políticos se han comportado más como pirómanos que como bomberos. Si aquí las soluciones a medias de los líderes europeos encrespó el ánimo de los mercados, en EE UU la intransigencia de los republicanos, arrastrados por el Tea Party, frente a unos demócratas sin más terreno que ceder, está a punto de llevar el sueño americano a la bancarrota.

Los falsos mitos de la crisis
Si la primera víctima de la guerra es la verdad, lo mismo podría decirse en tiempos de crisis económica. Ha habido numerosos mitos en estos meses, tanto en Europa como en Estados Unidos, utilizados por las partes para minar al adversario. Sin embargo, dos sobresalen por su generalización y su influencia negativa en la salida de la recesión. En Europa ha sido la distorsión de los que se oponían al salvamento de los países, quienes repiten que se está regalando el dinero a estas economías, obviando que se les presta con unos onerosos intereses de hasta el 5,8% (en el caso de Irlanda hasta ahora). En EE UU, los republicanos antidéficit más radicales rechazan que se eleve el techo del endeudamiento para no entrar en nuevos programas de gasto, cuando en realidad el techo se aumenta para pagar facturas anteriores, incluso del periodo de Bush hijo. La falta de acuerdo entre republicanos y demócratas, incapaces de cerrar un acuerdo para elevar el techo del endeudamiento, podría producir un impago en toda regla que puede desatar un armagedón financiero, por la penetración de la primera potencia en todo el sistema económico mundial y por la degradación que sufrirían sus bonos, hasta ahora con máxima nota y que eran usados casi como el patrón oro.