Sevilla
Vuvuzelas en el muro de facebook
Enciso ha comprobado tras su salida de la cárcel que los vecinos de El Ejido le han perdido el miedo
Según juristas consultados en Almería, conocedores de la «Operación Poniente», parece que ha comenzado la cuenta atrás para que todos sepamos gran parte de lo que se oculta tras este «macroprocedimiento» judicial contra la corrupción en Almería. Es de esperar que esta vez no haya dilación en la entrega a las partes de las copias digitalizadas, como sucedió en marzo, y que la Delegación de Gobernación y Justicia dote de medios con antelación suficiente para que la juez pueda cumplir con el calendario. Un levantamiento, todo sea dicho de paso, que suscita gran expectación en medios políticos, especialmente los socialistas. Dos de los salpicados por el sumario, Luis Pizarro y Martín Soler, presentaban el jueves a mediodía un semblante muy serio y de preocupación cuando llegaron, por separado, al restaurante Río Grande de Sevilla a un almuerzo privado entre ambos.La próxima semana, concretamente el día 4, domingo, se cumplirá un mes del decreto de la última prórroga del secreto por parte de la juez Montserrat Peña. Basan estas especulaciones los juristas sobre el hecho de la puesta en libertad del más notable imputado de esta investigación judicial. «La Justicia, tras mantenerlo acusado, le deja en libertad con medidas cautelares muy severas. No pueden dejar pasar mucho tiempo sin que las partes personadas conozcan de qué estamos hablando en concreto». Creen también que «ni la juez ni el fiscal deben estar, como ciudadanos y demócratas que son, muy satisfechos con el espectáculo victimista que ha montado el entorno político de Juan Enciso, presentándolo no sólo como no culpable de todo lo que se ha dicho de él, que se comprende en todo procesado, sino como víctima inocente del sistema judicial que juez y fiscal aplican y representan en esta causa». Máxime, habría que añadir, sabiendo la magistrada y el fiscal lo que hay de verdad y de mentira tras el secreto del escándalo que empezó en el Poniente almeriense.Doce días después de la recuperación de la libertad, el alcalde de El Ejido, se dio cuenta de que nada es igual a octubre de 2009 en su pueblo y entre sus vecinos, aunque lo parezca. Tuvo que llegar el esperado y solemne acto de inauguración de las fiestas del patrón San Isidro, la pasada verbena de San Juan, para que Enciso percibiese en vivo una reacción popular que debió de afectarle dolorosamente: la gente le había «perdido el miedo» a él y a su «mini régimen». Y allí estaban, a pie de plaza, «armados» sólo con silbatos y vuvuzelas, no más de un centenar de ciudadanos –la radio municipal, ridiculizándolos, dijo que fueron «exactamente 25, 30 quizás»–. Los vídeos en Youtube confirman que eran más que suficientes los dispuestos a pedirle la dimisión en su cara, sin miedo, acorralando por vez primera en 19 años al poderoso Enciso en el balcón principal de su castillo feudal. Estaban allí decenas de vecinos que, gracias a internet, han logrado romper el muro de silencio y de manipulación informativa impuesto por los intereses políticos y económicos que parece que confluyen en la bomba judicial del Poniente, a punto de explotar en su tramo más espectacular.Esperando el pregón se pusieron cara muchos de los «nicks» ejidenses anónimos del Facebook, el instrumento de comunicación que causa furor en la oposición contra Enciso y el PAL, que exigen dimisión o disolución del Ayuntamiento, logrando en menos de una semana más de un millar de adhesiones en una de las páginas para que, además de dimitir, «pida perdón al pueblo».Mientras la comunicación de las masas evoluciona a nuestro alrededor vía internet a velocidad de vértigo, entre los «e-mails» más populares que se reenvían aparecen las dos portadas en «pdf» del 16 de junio del Grupo Joly, la de su edición de Almería y la de Granada, donde se valora de forma muy distinta la salida de Enciso de prisión. En la granadina se titula en portada: «Los ‘gorilas' de Enciso, a palos en la cárcel de Albolote». En la almeriense ni una sola mención a los «gorilas»: «Enciso sale de la cárcel y vuelve a la Alcaldía», titularon en portada a cuatro y con grandes caracteres. Ni una sola referencia en primera a las agresiones a los compañeros periodistas. Mientras la gente se asombra ante éstas, cuanto menos, distintas valoraciones de lo mismo en una misma editorial, la irrupción de las redes deberían hacernos meditar a todos los periodistas. Cada día es más difícil que prevalezca la mentira sobre la verdad con internet al alcance de todos, con sus riesgos, sí, pero convertido en un instrumento popular de gran utilidad, sobre todo para medir temperaturas sociales. A Enciso y a su circunspecta corte de concejales, sin embargo, le afectaron más los silbidos y el zumbido de las vuvuzelas de los de la plaza que cuando Mikel Azurmendi, pregonero de las fiestas de este año, a punto estuvo de aconsejarle, con todas sus palabras y letras, que dimitiese del cargo. «Lo que está mal, está mal; el mal del dirigente elegido es más grave que el del ciudadano de a pie, porque además de lo que hace mal traiciona la confianza puesta en él. Me honraría mucho que mi amigo (Enciso) reflexionase sobre la alternativa a la que puede estar abocado». Unas palabras que fueron interpretadas como una clara invitación a meditar una dimisión inevitable por el bien del pueblo, frase aplaudida ampliamente por los de las trompetas y silbatos. Autor de «Estampas de El Ejido» (Taurus Pensamiento, 2001), el antropólogo donostiarra vivió como un ejidense más, anónimamente entre ellos durante cinco años, estudiando cómo eran y aprendiendo a querer a los hacendosos hijos de aquellos pioneros oriundos de las Alpujarras que se afincaron en el Campo de Dalías, creando hace medio siglo El Ejido, hoy con cerca de noventa mil habitantes. Su trayectoria vital y su obra convierten a Azurmendi, dentro del actual escenario –oportunamente desde luego en el del Poniente–, en todo un referente ético y moral. También sentimental, desde un ampliamente reconocido patriarcado intelectual, a ras de pueblo, como hombre sabio y justo que es y así le consideran quienes le conocen y son sus amigos. A Azurmendi, las vuvuzelas de la plaza lo respetaron en todo su pregón y lo aplaudieron en varias de sus inesperadas y valientes afirmaciones. Tan sólo le pitaron cuando, demostrando que es un tipo cabal, no tuvo empacho en reconocer su vieja amistad con Enciso y las buenas cosas que ha hecho el alcalde por El Ejido.Apagados los micrófonos volvieron a sonar las vuvuzelas, el cansino sonido de los abejorros como ambientación sonora. Enciso, hombre listo y de campo, sabe que ya nada será igual...
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