Nueva York
España busca un asiento en el Consejo de Seguridad
Rajoy acude a Nueva York con el objetivo de recuperar el peso internacional perdido
NUEVA YORK- La Asamblea General de la ONU que esta semana se celebra en Nueva York puede ser la oportunidad perfecta para devolver a España el peso perdido a lo largo de los últimos años en el panorama internacional. A este encuentro acude el presidente Mariano Rajoy con el firme objetivo de revitalizar la Marca España en el mundo. Tal y como ha expresado el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, el encuentro es el momento ideal para explicar que «España quiere tener un protagonismo importante en la escena internacional». Además de impulsar la Marca España, uno de los objetivos más claros de la presencia de Rajoy en Nueva York es la promoción de la candidatura de España para conseguir uno de los diez asientos rotatorios del Consejo de Seguridad para el bienio 2015-2016. Las votaciones celebrarán en octubre de 2014 y será entonces cuando Nueva Zelanda, Turquía y España luchen por los dos puestos que quedan libres. Pese a que la situación económica no permite que la candidatura pueda contar con demasiado presupuesto para su promoción, España tiene una estrategia sólida que le llevará a luchar por volver a sentarse en el Consejo de Seguridad, como hizo por última vez en el periodo 2003-2004. Aunque aún hay que esperar a que se haga público, el ministro de Exteriores espera contar con algo menos de un millón de dólares para luchar por un asiento en el Consejo de Seguridad. Fuentes consultadas por LA RAZÓN indicaron que la cifra sería de alrededor 700.000 dólares.
El equipo de García-Margallo confía en poder utilizar la presencia de España en las misiones internacionales de la ONU como recordatorio de la importancia del compromiso español con el organismo internacional y lograr así la quinta participación de España en el Consejo de Seguridad. Fuentes consultadas por este periódico coinciden en que Nueva Zelanda conseguiría uno de los dos asientos que está en juego ya que tiene gran parte de los votos de las islas del Pacífico asiático. Pese a que estas naciones tienen poca influencia en la comunidad internacional, su voto tiene el mismo valor que el resto de los grandes países en la Asamblea General, integrada por 193 países, que es donde se celebrará la votación. De esta forma, España tendría que pelear con Turquía por el segundo asiento, un país que ha sabido llevar a cabo una gran política de presión, ya que ha colocado a sus nacionales dentro de la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, además de los méritos internacionales de España, por su participación en numerosas misiones, aún queda una destacada baza para mostrar el peso internacional español en la Cumbre Iberoamericana de noviembre en Cádiz. Una demostración de fuerza en este encuentro sería un gran impulso para la candidatura al Consejo de Seguridad, un excelente escenario para hacer política pese a las horas de parálisis que vive con motivo del conflicto sirio.
Por otra parte, ayer, durante la jornada de llegada de los líderes internacionales, los cruces de acusaciones entre algunos de ellos dieron el pistoletazo de salida a un encuentro en el que hay demasiados flancos abiertos. Uno de ellos, quizá el más grave, es el de las tensas relaciones con Irán y su empeño en continuar sus planes nucleares. Según el presidente persa, Mahmud Ahmadineyad, Israel coacciona a Estados Unidos sobre su supuesta amenaza nuclear. Mientras, el embajador de Israel ante Naciones Unidas, Ron Prosor, abandonó la sesión cuando el iraní empezó su intervención, en la que aseguró que Israel será «eliminado». La tensión entre los dos países y la presión internacional a Irán para que cese su carrera nuclear marcarán las reuniones de los próximos días.
Por otra parte, la violencia generada en algunos países árabes en las últimas semanas a raíz de un vídeo ofensivo contra Mahoma también estará presente en la cita internacional. En este caso, a través del discurso que hoy pronunciará el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que ya se encuentra en Nueva York, donde ayer ejerció de anfitrión en la tradicional recepción a los jefes de delegación que participan en la Asamblea. Ya se ha dado el pistoletazo de salida a una importante cita que España puede aprovechar para volver a situarse en primera línea de la escena internacional.
Siria, la asignatura pendiente
El nuevo enviado de la ONU y la Liga Árabe a Siria, Lakhdar Brahimi, reconoció ayer en el Consejo de Seguridad que el presidente Asad no tiene ninguna intención de llevar a cabo las reformas que terminarían con la dictadura. En cambio, Asad trabaja en la estrategia de hacer creer que el levantamiento de la población de su país es una conspiración internacional. Según un diplomático del entorno de Brahimi, éste relató en su reunión a puerta cerrada una situación en la que la tortura se ha convertido en rutina, así como la falta de alimentos y los ataques a escuelas. Mientras, las miradas recaen en Rusia y China, los protectores de Siria en el Consejo de Seguridad, que han vetado en tres ocasiones los intentos de poner fin a las atrocidades que Asad comete contra su población. La crisis siria planeará sobre la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
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