Sevilla
Se traspasan agujeros por Martín Prieto
Cambia de manos el poder y en el traspaso se destruyen papeles y se rompen ordenadores. Lo importante es no dejar huellas de lo que se ha hecho con el dinero público durante tantos años
En Estepa (Sevilla), se ha producido la entrega de poderes más limpia de una corporación socialista a los ediles entrantes del Partido Popular. Los salientes extrajeron toda la informática con pen drives, luego se llevaron los discos duros y, finalmente, arramplaron con los ordenadores por si algún hacker podía aún encontrar algo en sus tripas electrónicas.
Entrega de municipio transparente y a calzón quitado. Un día volaran el consistorio antes que desvelarlo. Y es que las últimas elecciones han puesto un cuerpo de marea en el que mucho poder municipal y autonómico ha cambiado de manos y se ha levantado la tapadera de una olla podrida. En España tenemos más corruptelas que corrupción económica institucionalizada y una cartografía de Fuenteovejunas en las que preguntas quién mató al comendador y responden que todos a una. Y las exigencias europeas de ahorro público se suman al despilfarro, el nepotismo, el faraonismo, el endeudamiento al infinito, el clientelismo y la morosidad como sistema.
Hasta Sicilia está mejor administrada y tiene menos doble contabilidad y empresas fantasmas. Aquello tan eficaz y tan modesto del libro contable, la pluma, los manguitos chupatintas y el debe y el haber ha dado paso a la ingeniería financiera y las cuentas maquilladas, sin que los responsables políticos sepan qué administran, cuánto ingresan y cuánto gastan. A la postre, la indocta ex ministra de Cultura, Carmen Calvo, tenía razón en su disparate: «El dinero público no es de nadie». Y con lo que te encuentras en un prado haces lo que te pete.
Se está produciendo un irresponsable ejercicio de equilibrios sobre el alambre en el que Rubalcaba, ya sólo candidato, dice tonterías buenas para el mitin como que denunciar la quiebra técnica de Castilla-La Mancha perjudica los intereses españoles en el extranjero. Es de agradecer que este socialismo descubra al fin el delito de lesa patria, pero del estado de nuestras finanzas saben más los gobiernos y mercados internacionales que nosotros mismos. El vicepresidente primero, ministro portavoz, ministro del Interior, diputado y candidato a la Presidencia (¿usará tarjeta o folios de visita?) no puede pretender que Cospedal cargue con el muerto sin declarar el óbito, y primará siempre el derecho a saber de los castellano-manchegos. Como dicen en el Río de la Plata, llevamos siete años tirando manteca al techo y sólo un Pacto de Estado entre los dos grandes partidos posibilitará el ahorro político. Hay que huir de los juicios de intenciones, pero es imposible no malpensar que a la cúpula de este PSOE no le preocupa demasiado dejar al PP un país con respiración asistida. Angela Merkel, Nicolas Sarkozy, Obama y hasta el primer ministro chino Wen Jiabao han llamado hasta dos veces a Zapatero para animarle o presionarle sobre sus reformas estreñidas, homeopáticas, vergonzantes, y no porque nuestro presidente sea un Metternich bienquisto en los salones del poder mundial sino porque la quiebra de España sería calamitosa para todos. Pero no es capaz de cerrar ni un nuevo modelo de relaciones laborales.
Islandia
El modelo de los indignados acampados es Islandia. Su primera ministra, Johanna Sigurdardottir, es lesbiana (hace gala de ello), por referéndum no paga la deuda con el Reino Unido y Holanda, ha nacionalizado bancos y perseguido judicialmente a sus directivos, les han amenazado con las penas del infierno pero comienzan a remontar la crisis. En su huida solitaria hacia adelante, han implementado el delito de pasividad y a su ex primer ministro , el conservador Geir Hilmar Haarade, el Parlamento le ha llevado a los Tribunales por «negligencia grave» al no tomar medidas ante la crisis financiera. Puede recibir dos años de cárcel y una importante multa pese a que está retirado y padece cáncer. Su paralelismo con Zapatero es restallante, pero nuestra democracia no procesa a los ex presidentes ni aunque tengan humeando la pistola en mano. Sabiéndose impunes pueden ser indolentes y aplazar su trabajo.
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