Sevilla

Quién Hutarovich

Parecía enfadado Mark Cavendish cuando recibió el maillot rojo en el podio de Marbella. El liderato no era suficiente para él. Su aspiración no es ganar la Vuelta, sino acumular etapas, poder presumir, por fin, de haber ganado en las tres grandes.

Quién Hutarovich
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Le falta la Vuelta, porque el triunfo de Sevilla es de todos y de nadie y para la historia sólo quedará un nombre, el del HTC Columbia. El de Cavendish habrá que buscarlo entre los líderes. Una categoría que no le interesa tanto.
La de ayer se le escapó y no porque no trabajaran sus compañeros. Todos se pusieron a las órdenes del velocista de la isla de Man. Pero a Cavendish, que ha sufrido una temporada desastrosa hasta que llegó el Tour, le falló el motor. Se le atragantaron los últimos metros, cuando parecía que su única obligación era ya levantar los brazos. Pero a su izquierda apareció la sorpresa. Hutarovich. Un nombre sorpredente en un territorio donde se esperaba a Cavendish, a Farrar, a Pettachi, a Bennati. A cualquiera menos a Hutarovich.

Tampoco el bielorruso de la Francaise de Jeux parecía esperar verse tan arriba. Al menos esa impresión dio al convertir la entrega de la botella de cava en un improvisado concurso de miss camiseta mojada con las azafatas de la carrera.

«La verdad es que no había oído ese nombre en mi vida», reconoció Óscar Freire en la meta, sorprendido por la victoria de Hutarovich. La eterna apuesta española para los esprints no se metió entre los mejores. «Cuando no estás bien es mejor no meterse porque no vas a ganar nada», explicó. Y su objetivo de momento queda lejos, en el espacio y en el tiempo. El Mundial de Australia dos semanas después del final de la Vuelta. Freire no vio la disputa de los primeros, pero encuentra una explicación para la derrota de Cavendish. «El viento pegaba de cara en los últimos metros y hacía muy difícil la llegada». El británico se quedó demasiado pronto al descubierto. Más tiempo del que le convenía. Y Hutarovich encontró una victoria que no esperaba.

Aunque ahora que ya tiene una victoria, amenaza con repetir. «Si he ganado una vez, puedo hacerlo alguna vez más. Sólo llevamos dos días de carrera. Puede parecer una sorpresa, porque es sólo mi tercera gran vuelta, pero yo venía a por una victoria y la he conseguido», advirtió. «Cuando Cavendish pasaba por problemas y se ha sentado, he visto que era el momento de atacar».

Los esprinters no pueden perder demasiado tiempo porque para ellos hay pocas oportunidades en esta Vuelta. Algunos, los más veteranos sobre todo, sufren. «Este calor es muy difícil de soportar», asegura Pettachi. «La primera semana puede ser tremenda», añade. «La carrera va a ser muy dura y hay que andar muy bien para ganar aquí».

Algo más la buscó Javier Ramírez Abeja, el corredor del Andalucía. El equipo «local» salió de Alcalá de Guadaira con la intención de que Abeja fuera el primer líder de la montaña el primero en vestirse con el maillot de lunares azules que distingue desde este año al mejor escalador.

Se escapó temprano, pero se le arrimaron tres compañeros empeñados en estropearle los planes. Dos franceses, Buffaz – que terminó convirtiéndose en el primer abandono de la carrera al romperse la clavícula en una caída– y Delage, que fue quien se quedó al final con los lunares azules. El tercero era un australiano de curioso nombre, Johnnie Walker.