Declaración de la Infanta

El mayordomo admite su traición

Paolo Gabriele se declara inocente de robar los documentos, pero culpable de defraudar la confianza del Papa. Denuncia «malos tratos» en su celda de Gendarmería

Paolo Gabriele, en el banquillo de la acusación
Paolo Gabriele, en el banquillo de la acusaciónlarazon

CIUDAD DEL VATICANO- Paolo Gabriele, el ex mayordomo de Benedicto XVI, se declaró ayer «inocente» de la acusación de robo agravado de los documentos y cartas del Papa que fotocopió y guardó para entregarlos luego a la Prensa. Durante el segundo día del juicio en el «caso Vatileaks», «Paoletto», como era conocido por todos dentro de la familia pontificia, reconoció que era culpable de «haber traicionado la confianza que había puesto en mí el Santo Padre, del que sentía su amor, el que se siente por un hijo».

Giuseppe Dalla Torre, presidente del tribunal vaticano que está juzgando a Gabriele, pidió al promotor de justicia (fiscal), Nicola Picardi, que abra una investigación para aclarar si el acusado sufrió abusos por parte de la Gendarmería vaticana. El ex mayordomo denunció que, durante la primera parte de su cautiverio, estuvo entre 15 y 20 días en una habitación minúscula donde «ni siquiera podía estirar los brazos». Picardi reconoció que el reo estuvo en una celda así, pero dijo que fue menos tiempo, sólo los días necesarios para preparar una estancia «más amplia». Respondiendo a las preguntas de su abogada, Cristiana Arru, «Paoletto» denunció además que durante este primer periodo de reclusión, la luz permanecía encendida durante las 24 horas del día. «No había un interruptor. La luz estaba siempre encendida, lo que me ha provocado una disminución de la visión». Al ser preguntado sobre si había sufrido presiones, el imputado contestó: «La primera noche sí, me negaron hasta una almohada».

La Gendarmería vaticana ha respondido con un comunicado en el que confirma que la luz permanecía encendida 24 horas al día y justifica esta decisión para evitar que el acusado «se autolesionase» y por «cuestiones de seguridad». Afirma la Gendarmería Vaticana que el propio Gabriele había pedido que la luz no se apagara porque ésta «le hacía compañía» y asegura además que el imputado recibió «un antifaz nocturno que le permitía lograr la oscuridad completa». El organismo responsable de la seguridad en el Estado vaticano dice que «Paoletto» nunca fue molestado. Como muestra del buen trato brindado, sostiene que el ex mayordomo no comía solo, sino junto a varios agentes que ya conocía. Se le ofreció además la utilización del gimnasio de este cuerpo policial, algo que el imputado rechazó, y se le permitió pasar una hora al aire libre cada día y que se reuniese con sus familiares el tiempo que desease. «Sus principales derechos, también los relacionados con su intimidad, nunca fueron violados», garantiza la Gendarmería vaticana, advirtiendo de que si la acusación de Gabriele resulta infundada, puede ser denunciado por ella.

Durante el interrogatorio, Gabriele trató de explicar lo que le llevó a robar, copiar y divulgar los papeles del Papa. «Con el tiempo, he madurado la convicción de que resulta fácil manipular a una persona que tiene un poder de decisión tan grande», dijo en referencia a Benedicto XVI. «A veces, cuando nos sentábamos a la mesa, el Papa hacía preguntas sobre cosas de las que debía estar informado. A lo largo de estos años no he sido yo el único que ha filtrado documentos a la Prensa», aseguró, garantizando, sin embargo, que lo hizo sin ayuda.

Originales y fotocopias
 «Paoletto» explicó que los documentos más comprometidos comenzó a recogerlos en 2010, «cuando surgió el caso de Carlo Maria Viganò». Este arzobispo, actual nuncio en Washington, escribió al Papa siendo secretario general de la Gobernación vaticana para quejarse de la pésima gestión financiera en ese organismo.

Ayer declaró como testigo el secretario del Papa, Georg Gänswein. Contó que cuando fue con los agentes a ver los documentos requisados a Gabriele, vio «originales y fotocopias» que databan de 2006. Gänswein sospechó del imputado cuando salieron a la luz tres documentos dirigidos a él que aún no habían sido archivados.

«Paoletto» afirma que no tuvo cómplices
«Afirmo de la forma más absoluta que no he tenido cómplices en la acción de la que se me acusa». Aunque durante los interrogatorios Paolo Gabriele había mencionado el nombre de otros miembros de la Curia vaticana, con estas palabras aseguró ayer que había actuado solo. El ex mayordomo de Benedicto XVI explicó que citó varios nombres porque hablaba a diario con muchas personas. «Pudo haber sugestión, pero no colaboración», aseguró, subrayando que no había intercambiado documentos con ninguna de las personas que habían sido mencionadas durante los interrogatorios. Dos de sus interlocutores fueron el cardenal Paolo Sardi e Ingrid Stampa, una secretaria del Papa.