Castilla-La Mancha
Zapatero como problema
Lo que ocurre es que el país está postrado. El desánimo es general no porque la gente se deprima o tenga tendencia natural a la depresión, sino porque el entorno es lúgubre y las perspectivas no ayudan al optimismo. Intenta una vez más Zapatero inyectarnos adrenalina asegurando que se va a empezar a crear empleo «a partir de este mes, con toda seguridad», pero los ciudadanos reciben la noticia con escepticismo porque ya antes nos dijeron lo mismo varias veces (los famosos brotes verdes) y lo único que vemos es tierra quemada.
El país está deprimido y los socialistas también. Deprimidos y divididos. No hay cosa que hagan que no les salga mal, la última particularmente sangrante para los ciudadanos, porque nadie entiende la reducción de la velocidad a 110 km/hora.
Los socialistas están desanimados y por eso se han cargado el mitin de Vistalegre. Los candidatos no quieren aparecer junto a Rodríguez Zapatero porque entienden que la imagen de su líder lastra sus posibilidades electorales. Tomás Gómez no tenía ningún interés en fotografiarse junto al presidente del Gobierno en la Plaza de Toros de Carabanchel. Gómez quiere ir por libre e incluso ha decidido que los autobuses de su caravana de campaña sean blancos en vez de rojos. Decisión insólita como lo es el hecho de que Barreda le haya pedido expresamente a la Ejecutiva Federal que Zapatero no aparezca por Castilla-La Mancha.
En el partido de la calle Ferraz son conscientes de que el problema hoy se llama Zapatero y andan inventando explicaciones para justificar que el líder supremo no vaya a algunas regiones y no aparezca en determinados mítines. Y entre esas explicaciones está la de que se trata de unos comicios municipales o autonómicos, y que por tanto los problemas a abordar han de ser estrictamente locales o regionales. Estrategia llamada a fracasar porque todos sabemos que los Ayuntamientos están mal porque carecen de fondos del Estado para gestionar sus proyectos, y que las comunidades están arruinadas como consecuencia de la situación general del país.
Pero el problema es Zapatero y los barones socialistas quieren ganar las elecciones de mayo. La cuestión es que para lograrlo ellos creen que necesitan quitarse de encima la imagen perjudicial del jefe del Ejecutivo. Se preguntan los barones: «¿A quien beneficia que ZP siga?». Respuesta unívoca: al PP y a Rajoy. Por eso están apretando en Ferraz para lograr que Zeta anuncie la sucesión el 26 de marzo o el próximo 2 de abril, como muy tarde. Si lo hace en esas fechas aún creen que pueden estar a tiempo de reconducir la situación y de luchar con un mínimo de garantías para vencer en sus respectivas circunscripciones. Si no es así, si junto a ellos o detrás de ellos los ciudadanos siguen percibiendo la figura de Zetapé, entienden que será imposible conseguir un resultado positivo el próximo 22 de mayo. Por eso han suspendido Vistalegre. Porque la imagen de Zapatero está por los suelos y nadie quiere aparecer con él, y mucho menos en un mitin.
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