Miami
Guerra abierta entre los Bisbal y los Tablada por Jesús MARIÑAS
Son renacidos Montescos y Capuletos. O tal parece, sin que el amor devenga más tragedias que la separación. Resulta que eran muchos los que conocían las algo más que desavenencias entre David y Elena Tablada. Algunos incluso trasladan al bautizo de su niña el punto más acusado del enfriamiento, cuando los Tablada montaron una cena en Miami sin invitar a los «consuegros» y a toda la panda Bisbal.
El cantante optó por tapar tal afrenta con la excusa de que quería enseñarles la ciudad, pero aquello señaló el principio del fin. Aunque no deja de sorprender que acusen a sus familiares de la ruptura, teniendo en cuenta que unos residen en Almería y los otros están instalados en Miami, al menos durante el invierno. Para ser sinceros, los allegados de Elena muestran una prudencia, un respeto y un buen comportamiento que nada tiene que ver con las supuestas filtraciones que podrían surgir del entorno de Mari Carmen y José María Bisbal, quien, además de ser su hermano, también administra, invierte y lleva las ganancias del cantante.
Mientras, Elena parece caída en batalla y no se le ha visto tras el comunicado conjunto (dicen que fue elaborado a sus espaldas) aunque son constantes las presunciones. Hay interés en la mutua descalificación haciendo hincapié en la supuesta infidelidad de ella. No se puede demostrar y, aunque hablan de la existencia de unas fotografías comprometedoras, veinte días después de la ruptura nadie las ha visto. ¿Quién puede tener interés malévolo en dejarla a caer de un burro? Sorprenden hasta las declaraciones de una criada que cuidó de la pequeña Ella durante tres semanas y que ya se apunta a los platós para contar barbaridades de todo tipo.
Entre tanto, algunos difunden que la sorprendida Elena busca nueva casa «por lo que pueda pasar» y su familia me asegura como cierto que David le prohibió el uso del Porsche Cayenne de 70.000 euros. También insisten en la manía, en los celos y en la tirria que Bisbal sentía debido a la creciente fama de su pareja, hasta el extremo de que, ante una posible portada de «¡Hola!» que anunciaba quince páginas interiores, el artista montó en cólera y el reportaje quedó limitado a un contenido menos espectacular. «Los hermanos viven de David», oigo también entre los adictos a una Tablada que ya es carne de cañón. Esos mismos me aseguran que la verdadera ruptura de la pareja ocurrió el pasado 2 de enero. Elena mantiene un silencio precavido y juicioso a pesar de todos los disparates, entradas, salidas y excesos que le endilgan. Son rencillas de Capuletos y Montescos sin el vivo amor de Romeo y Julieta. Aquí el interés es otro.
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