Barcelona
El personaje de la semana: Ana María Matute
Hace millones de años me mandaron a entrevistarla a Barcelona y en su casa y en su presencia me azoré y, como todos los grandes tímidos, rompí mi hielo tirándome por el barranco: «Por las fotos creí que era usted muy fea, pero al natural es atractiva». Tuve la suerte del intruso y en vez de mandarme a la calle, la gran mujer tuvo un ataque de risa con hipidos y lagrimones, besándome en la mejilla y dándome las gracias. Salí de la conversación ramoneando que había sufrido mucho con tanta lucidez y que había sido maltratada por un hombre amado, celoso de su inteligencia. Ha recibido el Premio Cervantes a los 85 años y en silla de ruedas con un discurso que es un asesinato del pesimismo y un alegato por la utopía de la felicidad. Ana María Matute no está postrada. Y a quien ha echado de su casa intelectual ha sido a lo políticamente correcto, restricción tan útil como hacer el amor con una armadura medieval. Lo correcto nada tiene que ver con las formas o la buena educación sino que es un fundamentalismo estadounidense fervorosamente adoptado por los que odian a Estados Unidos. La Matute sigue riendo como una chiquilla.
✕
Accede a tu cuenta para comentar