Cataluña

El PSOE suelta lastre y se desvincula del resultado del PSC en Cataluña

Pintan mal, muy mal, las encuestas para el PSC en Cataluña. Ajenas y propias dibujan un panorama sombrío para los socialistas. Tanto que, antes de que los catalanes pasen por la urna el próximo domingo en Madrid, ya avisan de que este partido no lo juega José Luis Rodríguez Zapatero, sino un señor llamado José Montilla que un día, en contra del criterio de la dirección federal, decidió reeditar un tripartito que ya en sus primeros cuatro años con Maragall de president ya apuntaba maneras.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su comparecencia en el Congreso en un debate monográfico sobre la situación del empleo en España
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su comparecencia en el Congreso en un debate monográfico sobre la situación del empleo en Españalarazon

Así que diga lo que diga Montilla, y este fin de semana dijo que Zapatero también tendrá que tomar nota del resultado del 28-N, en la dirección federal han empezado a echar balones fuera, que el «domingo no se decide una cuestión nacional, sino quién va a gobernar en Cataluña». Esta frase salió ayer por boca del secretario general del PSOE, Marcelino Iglesias, al término de la Ejecutiva Federal del PSOE, pero la suscriben de la primera a la última letra quienes conforman el núcleo duro de la dirección.

Más allá de las conclusiones que cada uno extraiga la noche del próximo domingo, en la calle Ferraz tienen claro que los «catalanes saben muy bien que lo que está en juego es el Gobierno de la Generalitat porque los electores son cada vez más precisos, tienen más infomación y saben en qué ámbito están eligiendo». Es tanto como decir que ni la crisis ni el paro ni los recortes ni las pensiones computarán en el voto de los catalanes.

Declaraciones aparte, lo cierto es que el PSOE admite, sin ambages, que CiU estará al borde de la mayoría absoluta, que el PSC retrocederá en escaños y en votos y que el tripartito saldrá claramente derrotado. No hay sondeo que diga lo contrario ni fórmula mágica con la que «movilizar» a ese 40 por ciento del voto catalán en 2006 que aún no ha decidido si irá a votar el domingo. De momento, la dirección federal confía en que el cara a cara Montilla-Mas de esta noche ayude a reducir el alto índice de abstención que prevén todas las encuestas y que, según las del PSOE, podría estar en el 50 por ciento.

En los últimos días ha empezado a cundir el pánico ante el temor de que Zapatero no llene el simbólico Palau de Sant Jordi, donde el PSC cerrrará campaña la noche del jueves. Mucho más despúes de la desangelada respuesta en Lérida del pasado domingo.