Los Ángeles

Rafael Moneo el arquitecto que crea espacio con la luz

Sin presumir de talento y siempre con una mirada cargada de modestia, Rafael Moneo, galardonado hoy con el Príncipe de Asturias de las Artes 2012, está considerado como uno de los grandes diseñadores de espacios de nuestra era, un arquitecto que usa la luz como elemento constructivo.

Moneo (Tudela, Navarra, 1937) traduce lo esencial y sencillo de la vida en su arquitectura al crear espacios que huyen de los adornos superfluos, de las escalas sobredimensionadas gratuitas y de los materiales efectistas.


Siempre escucha atentamente, aunque, al final, impone su criterio, en el que solo tiene cabida la armonía que él es capaz de capturar en su personal mezcla del minimalismo, las mejores influencias de la escuela Bauhaus y la cultura occidental. Sabedor de su buen hacer arquitectónico en España y en el exterior, Moneo ha sido siempre un líder intelectual, pero sin alardes públicos.


Su carrera reúne una lista de creaciones que impresiona por número y calidad tanto a profesionales como profanos en la arquitectura contemporánea. Con especial devoción, el arquitecto se ha volcado en crear construcciones de centros de arte como el Museo Thyssen, en Madrid, la ampliación del Museo del Prado, el Museo de Arte Romano de Mérida y la Fundación Pilar y Joan Miró (Palma de Mallorca), entre otros.


Pero el Premio Pritzker 1996 -galardón considerado el "nobel"de la Arquitectura- se arriesgó también a estar en el punto de mira con la edificación de la impresionante Catedral de Los Ángeles (EEUU) y en obras civiles de gran tránsito como el aeropuerto de San Pablo (Sevilla) y la Estación de Atocha, en Madrid.


A través de sus obras, en las que siempre se respeta la identidad de la ciudad, Moneo ha creado una escuela formada por arquitectos, artistas, historiadores e intelectuales que bebe de su influencia profesional y personal de Moneo.


En España, es un arquitecto estrella aunque solo se deje ver de vez en cuando en la prensa y sea una persona que espera discretamente la cola para entrar a una función de teatro.
Al igual que en sus obras la luz y el espacio forman un todo, Moneo, que se licenció en Madrid hace cinco décadas, ha sido capaz de unir su vocación de arquitecto con la de docente. El arquitecto ha transmitido sus conocimientos desde la década de los 70 en España y en el extranjero, desde la escuela de arquitectura de Barcelona pasando por Nueva York, Lausanne, Princeton, Cambridge y Harvard, entre otras.


En las aulas, Moneo ha incentivado a sus alumnos a que sean "hacedores de edificios"para que, una vez terminados, "tengan vida propia". Una exitosa carrera profesional que siempre a compartido con su familia: su mujer Belén Feduchi y sus tres hijas, Belén, Teresa y Clara Matilde. Moneo es -como decía Antonio Machado- un caminante que sabiamente recala en sus "huellas"personales, "el camino y nada más"-en definitiva- porque la cumbre, que ha conseguido y está plagada de premios internacionales, pueden ser "estelas en la mar".