Bruselas
Merkel enfría la cumbre con su defensa de la disciplina
La canciller descarta salidas fáciles y mantiene su «no» a los eurobonos
BRUSELAS- La canciller alemana, Angela Merkel, volvió ayer a ser una aguafiestas. Si a comienzos de semana los documentos que se han ido filtrando para preparar el Consejo Europeo que arranca hoy en Bruselas habían despertado la ilusión y el interés de los analistas por cuanto suponían dar un paso importante en la construcción de la Unión Europea, Merkel chafó las expectativas más optimistas.
«No me hago ilusiones», dijo la canciller ante el pleno del Bundestag, la Cámara Baja alemana. No habrá «un golpe de mano» en la cumbre que traiga consigo la solución definitiva a los problemas, manifestó, al tiempo que auguró que la cumbre de líderes estará llena de «controversia» en torno a los eurobonos, principalmente, porque ella misma ha puesto pies en pared sobre esta cuestión.
En este sentido, expresó abiertamente su «temor» a que se hable «demasiado de todo tipo de ideas sobre garantías comunes y demasiado poco sobre la mejora de los controles y medidas estructurales».
En la misma línea se pronunció el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, quien advirtió que «es un error creer que podemos hacer una cumbre europea y que luego los mercados milagrosamente se calmen», pues la solución a los problemas del euro «llevará tiempo».
Barroso subrayó que, como siempre ocurre tras una reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, la aplicación de lo acordado necesitará tiempo, y advirtió del problema de las «expectativas no cumplidas». A su juicio, este Consejo Europeo deber servir principalmente para eliminar «cualquier duda sobre la irreversibilidad del euro» –tal y como ha defendido el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy– y fijar una «orientación» con vistas a avanzar en la integración europea en lo político y lo económico.
A juicio de la canciller alemana, y aunque el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, fue muy prudente en el informe que ha preparado y sólo planteaba la mutualización de la deuda como colofón de todo un proceso de integración bancaria y de supervisión nacional, la emisión de deuda común sigue siendo, en su opinión, «económicamente errónea y contraproductiva». Además, zanjó la polémica asegurando que fórmulas como los eurobonos, «euroletras» o fondos de amortización de la deuda atentan contra el derecho constitucional alemán.
La líder germana sigue defendiendo que no existen soluciones «ni rápidas, ni sencillas» para resolver la crisis de la zona del euro y que los problemas se deben «atajar de raíz», es decir, a través de la consolidación de las cuentas públicas y la consecución de reformas estructurales allí donde falten.
«No podemos prometer lo que no podemos cumplir y debemos aplicar consecuentemente aquello que hemos acordado», afirmó Merkel, quien remachó que debe hacerse ahora «lo que no se hizo hace 20 años» cuando se suscribió el Tratado de Maastricht.
En esta línea, declaró que el caso español demuestra lo importante que es supervisar al sector bancario de manera adecuada, puesto que existe un «riesgo de contagio» cierto entre el sector financiero privado y las cuentas públicas.
Por ello, aplaudió los esfuerzos hechos por el presidente Rajoy, del que dijo que hizo lo «correcto» al solicitar la ayuda financiera europea para el sector bancario.
De cara a la cumbre, el presidente de la Comisión ha tratado de calmar los ánimos y ha pedido a todos los gobiernos que «entiendan las posturas de otros» países. Por eso ha considerado que a la vez que se pide a los estados «más vulnerables» esfuerzos para continuar con sus reformas y mantener sus compromisos, se debe exigir a los países «triple A» que sean «solidarios».
«Es un error pensar que los esfuerzos sólo deben venir de una parte», subrayó Barroso en un último intento de ceder las resistencias alemanas.
Hollande y Merkel: más unión fiscal
Condenados a entenderse, los líderes de Francia y Alemania, François Hollande y Angela Merkel, se reunieron en París para preparar una cumbre, la que hoy y mañana tendrá lugar en Bruselas, en la que, una vez más, se decidirá el futuro de la zona euro. El objetivo del encuentro: allanar las diferencias y adoptar una posición común. Ardua tarea en una pareja más dividida que nunca. Sin embargo, ambos destacaron al inicio de su reunión el «avance significativo» que supone el acuerdo cuaTripartito de la mini cumbre de Roma la pasada semana. La canciller alemana abogó por «más Europa» mientras que el presidente francés subrayó que lo que ambos quieren es «profundizar la unión económica, monetaria y, mañana, política, para llegar a una integración y una solidaridad».
Las dos europas
La austeridad germana; por C. Herrero
El Consejo Europeo que arranca hoy en la capital comunitaria volverá a demostrar que el Viejo Continente se debate entre dos extremos contrapuestos: aquellos estados miembros que defienden la austeridad como receta para todos los males, entre los que militan Alemania, Austria, Finlandia, Dinamarca y Países Bajos, y aquellos países que creen en el crecimiento para salir de la crisis, donde se encuentra el nuevo presidente francés, François Hollande, acompañado por su homólogo italiano, Mariano Monti, e incluso el también presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker. Alemania exige que, antes de llegar a cualquier mutualización de la deuda, los países del euro cedan soberanía en favor de las instancias europeas. Pero Francia cree que la recuperación no puede esperar.
Francia: crecimiento y deuda común
Las discrepancias entre Alemania y Francia se han propagado a la necesidad de un mecanismo de recapitalización directa de los bancos en dificultades y, claro está, de un sistema rápido de puesta en común de la deuda, es decir, los eurobonos. El Gobierno español, que se encontraría en un término intermedio, defiende también que debe incentivarse el crecimiento para poder cumplir con los requisitos de la consolidación presupuestaria en un escenario cercano a la recesión y de fuerte caída de los ingresos fiscales. Pese a todo, los líderes de Alemania, Francia, Italia y España han conseguido ponerse de acuerdo para llevar a la cumbre la propuesta de crear un fondo de 130.000 millones de euros, equivalente al 1 % del PIB de la UE, para reactivar la actividad económica.
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