Moda
La dictadura del bikini
«Un traje de baño es la menor cantidad de ropa que se puede llevar en público, así que es mejor pensárselo antes de ponérselo. Un bikini es un impulso que ni siquiera se piensa». Así describía la actriz nadadora Esther Willliams esta prenda que durante los primeros años de su aparición fue sinónimo de polémica y hasta de prohibiciones legales. Vencidos todos los obstáculos no hay fémina que no haya sucumbido a los encantos del antiguamente llamado «dos piezas», que ya no es patrimonio de cuerpos 10
Pero ¿todas pueden lucirlo? Para muchas, el pudor desaparece como los granos de arena entre los pies en el momento en el que se pisa una playa. Y es que, según el doctor en Psicología y Pedagogía Valentín Martínez-Otero, las mujeres se decantan por esta prenda en parte porque «el poder de los medios es abrumador». Se imponen costumbres que hay que seguir a toda costa, aunque ello reporte mucha insatisfacción y frustración».«Se imponen costumbres que hay que seguir a toda costa, aunque ello reporte mucha insatisfacción y frustración». Para Nuria Sardá, directora creativa de la firma Andrés Sardá, «muchas mujeres no se atreven por pudor, pero acaban sucumbiendo porque es una época relajada, sobre todo si estás en un sitio en el que no conoces a nadie». Este hecho también se nota en las ventas, porque Sardá distingue entre dos tipos de compradoras: la mujer que adquiere su prenda en la ciudad antes de irse de vacaciones «que se saca más defectos y es más precavida», y la que lo compra cuando está de vacaciones, «que se ha liberado, está más morena y al verse más favorecida se atreve con diseños más extremos». Perfectos en cada cuerpoCulottes, trikinis, monokinis, tankinis, tangas... La evolución de la prenda ha dado paso a sus modelos más extremos, pero también se ha adaptado a cuerpos que no tienen las medidas perfectas. La ley de la gravedad, por ejemplo, se puede combatir con un bikini «que realce y le dé buena forma», señala Sardá, que recalca que en su firma «intentamos adaptar cada diseño a distintos clases de cortes para que favorezca a diferentes tipos de mujer». Por su parte, Carmen Alonso, directora de comunicación de la firma Triumph, añade que la tendencia actual es «combinar las tallas de arriba y de abajo para que quede perfecto en cada cuerpo porque lo que no se puede hacer es realzar tus defectos». Rellenos que hacen milagros, partes de arriba con efecto «push-up» o braguitas de diversos tamaños ayudan a que cada mujer encuentre la comodidad y que se olvide de que está luciendo más cuerpo de lo que debería. Aunque parece que este año ha habido menos osadas que se han atrevido con el tanga; Alonso ofrece una solución: «Un conjunto con tanga para tomar el sol y con una braguita más grande para pasear o bañarse». También el tankini, una camiseta que combina con la parte de abajo, es una opción muy socorrida para las que quieran esconder los excesos del invierno. Una de las prendas que se ha puesto de moda hace varias temporadas es el trikini, sin embargo Nuria Sardá reconoce que nunca podrá igualar al bikini «porque te deja marca y porque tiene una clientela más limitada, no todas las mujeres se atreven a lucirlo». Y es que Martínez-Otero defiende que se «deben armonizar los gustos individuales con ciertos usos sociales, ya que por temor a no estar "a la última'', muchas mujeres quedan atrapadas en la tiranía de la moda».Elsa Pataky y Penélope Cruz pueden presumir de lucir un cuerpo espectacular aunque en este duelo gana la primera, por lo menos este verano, en el que a la señora de Bardem se le ha achacado que ha subido de peso, quizá debido a un embarazo. Las dos han recurrido a la cirugía para aumentar el pechoY es que a la hora de enfundarnos el bikini también hay que tener en cuenta el componente social. En la piscina de la comunidad de vecinos la tendencia es intentar mostrase lo más guapo y perfecto posible, por aquello del que dirán y porque, según el psicólogo Martínez-Otero, personas con complejos «pueden ver muy limitado su comportamiento y llegar a tener demasiada preocupación por algún defecto físico, real o imaginado, que llegue a manifestarse como un problema psicológico». Por eso muchas féminas recurren a la cirugía estética en esta época del año. El cirujano David Cohen confirma que «pese a que con la crisis el bajón se ha notado, hay un aumento de las liposucciones porque antes la gente era mucho más reprimida. Ahora existenmenos inhibiciones y casi todo el mundo es capaz de desnudarse sin tener un cuerpo perfecto, pero siempre intentarán mejorarlo». Por ejemplo, con el aumento de pecho, otra de las intervenciones que más se reclaman para que la prenda quede perfecta en el cuerpo «sin que se note demasiado que es un pecho operado», asegura Cohen. En este tipo de intervenciones las pacientes no son tan exigentes y no suelen recurrir a las fotos de los cuerpos de las famosas para que el médico los «copie», «porque nosotros les advertimos que somos humanos, no somos Dios», señala Cohen. El bikini perfectoPara quien todavía no se ha decidido a acercarse a una tienda para pasar por la temida prueba del bikini, los fabricantes nos dan las claves para encontrar la prenda perfecta: «Ha de tener una sujección perfecta, que no aplaste y que sea confortable. A la vez ha de ser resistente a las cremas solares y al cloro y tener elásticos de calidad», enumera Sardá, mientras que Carmen Alonso apuesta por «un buen tejido, unos tirantes que ajusten bien y siempre comprarse la talla adecuada». Ante esta «socialización» del bikini, ¿desterramos el bañador al fondo del armario? Las cifras hablan por sí solas: Nuria Sardá calcula el porcentaje de ventas en un 80% para los bikinis frente a un 20% de los bañadores, mientras que para la marca Triumph, Carmen Alonso habla de un 65% y un 35% para el bañador. «La última tendencia: es comprar el bañador para usarlo como top de noche o, por ejemplo, en el barco a la hora de comer». Y para quien no tenga con qué surcar las olas siempre quedará el socorrido pareo.Triángulos explosivosEl ingeniero francés Louis Réard tuvo la ocurrencia de diseñar un pequeño bañador de cuatro triángulos que dejaba el ombligo al descubierto en 1946. Como ninguna de las modelos profesionales se atrevió a lucir el dos piezas, Réard recurrió a Micheline Bernardine, una bailarina de casino. Fue un comentario suyo el que determinó el nombre. Por esos días EE UU realizaba ensayos nucleares en el atolón Bikini, una isla del archipiélago Marshall en el Pacífico, y a Bernardine se le ocurrió comentar: «Señor Réard, su bañador va a ser más explosivo que la bomba Bikini».El detallePara celebrar los 60 años de la aparición del bikini, le preguntaron a mil mujeres en Gran Bretaña quién, a su parecer, era la famosa que merecía ser condecorada como la diosa del bikini de todos los tiempos. Muchos se sorprendieron del resultado, porque ni las tops ni «celebrities» más actuales pudieron desmarcar a quien fuera una «sex symbol» de los años 70, Ursula Andress, ex chica Bond. La escena por la cual la eligieron es por la famosa parte de la película «Agente 007 contra Dr. No», donde sale del mar con un pequeño traje de baño. Superó en la lista a la francesa Brigitte Bardot, quien en los 60 fue llamada «La chica bikini».
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