Presidencia del Gobierno
Congelados
Congelados. Así nos quedamos cuando nos anuncian, como lo vienen haciendo desde hace varios días, que nos entra una ola de frío siberiano que nos va a dejar a todos helados, con temperaturas de hasta -12C, rachas de viento de 40km/h y un frío polar que amenaza con congelarnos todo menos el susto. Porque no me negaran que ya solo el nombre, «ola de frío siberiano», estremece. Es curioso lo que suele pasarnos con la información del tiempo. No sé a ustedes pero a mí, cuando la previsión habla de grandes heladas, me encanta contemplar ante el televisor las imágenes de pueblos nevados, termómetros congelados y gente abrigada hasta las orejas para intentar paliar el frío glacial. Pero esta idílica estampa literaria perdura en la retina lo que las inclemencias meteorológicas comienzan a afectar nuestra rutina. Cuando el viento, la lluvia, la nieve o el frío nos impiden ir a trabajar o regresar a casa, el tiempo ya no nos parece tan agradable de contemplar. Por ventura, hoy en día se cuenta con mecanismos suficientes para realizar las previsiones y que no nos pille por sorpresa. Lo malo es cuando son los organismos oficiales o las autoridades las que se ven superadas por los acontecimientos, no son capaces de reaccionar y las imágenes apacibles de aldeas trapeadas dejan paso a otras de carreteras colapsadas durante horas, conductores atrapados, pueblos incomunicados y rescates imposibles. Abriguemos, tomemos una buena taza de chocolate caliente y crucemos los dedos para que todo hagan su trabajo, a tiempo.
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