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Pertinencia y pertinacia

El tenista Noah, un impertinente con los deportistas españoles
El tenista Noah, un impertinente con los deportistas españoleslarazon

Puesto que la crisis persiste, parece ser que un corto paseo por el comedor va a ser la idea de vacaciones que tendremos el próximo año. El español sensible medio, ni rico ni pobre, ni valiente ni cobarde, que se estremece ante la visita del jefe y se entontece ante la presencia de un ejemplar del sexo deseado, va a tener que entregarse a un ejercicio de perseverancia. No, no razone usted; simplemente sienta. ¿Recuerda lo felices que nos sentíamos (de una manera absurda si usted quiere, pero real) el día que la selección nacional ganó el campeonato del mundo? ¿Y cómo cree que se consiguió tamaño objetivo universal? Pues con mucha perseverancia y esfuerzo, trabajo callado y constante y tomando las decisiones adecuadas, no echándole la culpa de las eliminaciones en octavos al agujero de la capa de ozono. No fue tarea de un día llegar a conseguir ese cambio de mentalidad en nuestro país. Yo sé que todos hemos hecho cosas insensatas en la vida (el estado de las autonomías, por ejemplo) pero la consecución de esa mentalidad citada resulta la mejor demostración de que siempre se puede enmendar cualquier trayectoria torcida. El tenista francés Noah se preguntaba hace poco cómo era posible que los españoles antes no ganáramos nada y ahora lo ganemos todo. Pues porque, con las debidas modificaciones de mentalidad, hemos conseguido importantes cambios en menos de una generación y media, los cuales nos han permitido disfrutar de comodidades y de hogares calefactados, dentro de los cuales podemos pasearnos en ropa interior delante de las presentadoras del telediario. Para una vez que conseguimos algo veraz no es muy pertinente que intenten calumniarnos. Pero, por duro que sea lo que nos espera, creo que esta vez hemos aprendido la lección. Contra la impertinencia, pertinacia.