Londres

La inflación en Reino Unido repunta al 52% en septiembre

La subida de la inflación hasta el 5,2% en septiembre pone en apuros al Gobierno británico, que verá cómo se incrementa su gasto en prestaciones sociales, al tiempo que la población pierde poder adquisitivo.

La Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) informó hoy de que el Índice de Precios al Consumo (IPC) se situó el mes pasado en ese 5,2 por ciento, el nivel más alto desde septiembre de 2008, cuando se marcó un récord, y superior al 4,5 por ciento de agosto.

Por otra parte, el Índice de Precios Minoristas (RPI, en sus siglas en inglés), que incluye el coste de la vivienda y los pagos hipotecarios, fue en septiembre del 5,6 por ciento, frente al 5,2 por ciento de agosto, un máximo en veinte años.

Aunque el incremento de la inflación se considera temporal al deberse al encarecimiento de las facturas energéticas y el impacto del aumento del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA, en el 20 por ciento), es una mala noticia para el Gobierno, el sector minorista y, desde luego, los consumidores.

Para el Gobierno, supondrá un gasto añadido en el pago de prestaciones sociales, como el subsidio de desempleo, pensiones o ayuda de vivienda, cuyo incremento anual se fija en abril en base a la tasa de inflación de septiembre.

Ese aumento del gasto socavará los esfuerzos del ministro británico de Economía, el conservador George Osborne, para reducir el déficit, al tiempo que la economía del Reino Unido se estanca por el aumento del paro, en el 8,1 por ciento, y la drástica reducción de la demanda.

Los británicos sufrirán aún más las consecuencias de la crisis económica, con un recorte de sus ingresos e impuestos y precios más altos.

"Para el sector minorista, es un desastre", dijo a Efe Sarah Cordey, portavoz del Consorcio de minoristas británicos.

Cordey destacó que el impuesto que pagan los comercios por sus locales se calcula en función del RPI de septiembre, por lo que este año estiman que tendrán un gasto adicional de 350 millones de libras (401 millones de euros).

"Esto en un momento en que los beneficios ya son de por sí bajos, debido a que la gente gasta poco porque tiene ingresos reducidos o teme quedarse en el paro", señaló.
Además, añadió, el encarecimiento de la energía y el transporte, elementos que se cree que seguirán impulsando al alza la inflación, "también influyen en que los ciudadanos salgan o no a comprar".

El Banco de Inglaterra, sin embargo, al igual que los analistas financieros, no está excesivamente preocupado por el aumento de la inflación y defiende su estrategia, consistente en tipos de interés bajos -en el mínimo histórico del 0,5 por ciento- combinados con un estímulo económico a través de su programa de "alivio cuantitativo".

El banco anunció este mes una ampliación de la dotación de ese programa, que consiste en la compra de activos financieros públicos y privados para inyectar dinero a la economía, en 75.000 millones de libras, hasta un total de 275.000 millones (315.000 millones de euros).

El comité de política monetaria de la entidad "trabaja con estimaciones a largo plazo y prevé un descenso de la inflación"para finales del año próximo, incluso por debajo del objetivo oficial del 2 por ciento, señalaron fuentes de la institución.

Con este análisis, compartido por numerosos comentaristas, el banco, que ya había augurado un incremento del IPC hasta el 5 por ciento este año, no teme que su política de "alivio cuantitativo"perjudique la evolución de la inflación a medio plazo.

También la Confederación de la Industria británica (patronal) valora el avance de la inflación como algo temporal, ya que refleja el espectacular incremento de hasta el 18 por ciento de las facturas del gas y la electricidad, el IVA y las telecomunicaciones.

Sin embargo, reconoce, "aumentará la presión sobre el presupuesto familiar", lo que incidirá en el consumo y la evolución de la economía, que actualmente bordea la recesión con un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,1 por ciento.