Francia

Alegría inquietante

La Razón
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Lo que más me preocupa con relación al comunicado de ayer de ETA es el hecho de que el número tres del PSOE, Marcelino Iglesias, lo califique de «noticia importante (…) fruto del trabajo y la estrategia del Gobierno». No acabo de entender la alegría del nuevo portavoz de los socialistas cuando lo único que en ese texto se menciona es la necesidad de una «negociación» para «resolver las claves de la territorialidad y el derecho a la autodeterminación», sobre el «reconocimiento de Euskal Herria y su derecho a decidir, incluida la independencia». O el señor Iglesias es un ingenuo, cosa que no creo, o aquí estamos ante algo más que una mera declaración unilateral de la banda asesina. Es decir, si es «fruto del trabajo y la estrategia del Gobierno» quiere decir que el Ejecutivo no es ajeno a los términos del comunicado, y que en las circunstancias actuales le viene fenomenal para transmitir a los ciudadanos la sensación de que, en este asunto al menos, si que se está siendo eficaz. Peligroso planteamiento porque en materia de lucha contra el terrorismo debiera huirse del electoralismo y actuar exclusivamente con interés de Estado.

ETA nos ha engañado ya demasiadas veces como para pensar que en la maniobra de ayer hay otra cosa diferente a la publicidad y el interés por conseguir lo único que ahora quieren: colarse otra vez en las instituciones. Si anhelaran la paz de verdad no seguirían robando coches en Francia ni extorsionando a empresarios en España. En vez de presentarse de negro y con la cara tapada lo harían a rostro descubierto y entregando las armas. Así lo hizo ETA p-m cuando quiso acabar de raíz con su terrorismo en los setenta. Así lo podrían haber hecho ayer los tres gudaris con txapela portadores de la «buena nueva» que tan feliz hizo a Marcelino Iglesias. En su lugar nos obsequiaron con el mismo y viejo comunicado de siempre, envuelto en la bandera del hacha y la serpiente, igual que antes en 2000, en 2004 y en 2006.

ETA no quiere la paz sino ganar tiempo para rearmarse, hacer propaganda a nivel internacional y dejar claras sus condiciones para negociar. Quien pretenda engañarse es libre de hacerlo, pero la banda sólo está poniendo sobre la mesa sus exigencias.

A partir de ahí habrá que ver los movimientos del Gobierno y la posición de Batasuna. Todo tan inquietante como la alegre declaración de Iglesias asegurando que se trata de «una noticia importante, fruto de la estrategia del Gobierno»(?).