Sevilla
By Sergio Leone por Lucas Haurie
Circulan varios millones de teorías para explicar por qué el albero produce este año el doble de polvo que en ediciones anteriores. Para mayor desgracia de alérgicos. Y para colmo, no se amalgama con el riego, sino que muta en fango hasta convertir las aceras en auténticas chocolateras (veremos con la lluvia anunciada). Dicen que la necesidad de ahorrar ha llevado a Gregorio Serrano a comprar en los chinos esta arena mal disimulada, ideal para grabar escenas de huidas en películas del Oeste pero harto irritante para humores y ojos feriales. El siempre pospuesto traslado no habrá de ser ya al Charco de la Pava, sino al desierto de Tabernas.
Precariedad
Nunca fue la Feria dechado de relaciones laborales impecables pero la altísima tasa de paro mueve a la desesperación y, desde ella, a la aceptación de empleos efímeros en condiciones de nula legalidad. Han desaparecido casi los guardias de seguridad uniformados, cientos de padres de familia se han convertido en camareros repentizados y basta con poseer un automóvil para constituirse en ocasional taxi (pirata). También para la inspección de trabajo es semana de laxitud e incluso uno, desde el irrenunciable calvinismo, se pregunta si este remanso de economía sumergida no es más que un renglón torcido en la laboriosa novela de la supervivencia.
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