Amando de Miguel: «En la envidia nace la creatividad»

–«Memorias y desahogos». ¿Se ha quedado a gusto?
–Sí. Desahogarse es aliviarse de lo que tienes escondido y no has podido verter. Todos los libros son desahogos.

–Las memorias se escriben siempre contra alguien o para justificarse...
–Eso, los que han tenido poder. Yo no lo he tenido. Las he escrito para dar envidia, como cuando te compras un coche caro o viajas lejos.

–O sea, que casi todo lo hacemos para dar envidia...
–Por lo menos la mitad de las cosas que hacemos son para dar envidia.

–Parece que no ve la envidia como algo definitivamente malo...
–Bueno, de la envidia nace la creatividad. Los artistas son envidiosos por naturaleza. Envidiar es desear ser otro. Y para eso escribimos.

–Así que se declara oficialmente envidioso...
–Yo soy muy envidioso, y no me arrepiento. Va con la profesión.

–Ya puestos, dígame a quién envidia más...
–A todos los escritores que tienen éxito, últimamente a Eduardo Mendoza, que ha ganado el Planeta. Y eso que no le conozco.

–Ha sido polémico. ¿Sirvió para algo tanta polémica?
–Para nada. He sido polémico a pesar de mí, sólo porque voy contracorriente.

–Dice que a veces se ha sentido en España como un torero en Finlandia...
–Sí. Me he preguntado muchas veces qué hago yo aquí. He tenido la idea de que la cigüeña se había equivocado al dejarme en España.

–¿Le hubiera gustado nacer en otro país?
–Me hubiera gustado ser aristócrata en la Inglaterra del siglo XVIII: vivir de las rentas, viajar, leer, charlar, escribir en una gran casa en el campo. España está muy bien para venir de visita.

–¿Diría que ha sido un hombre libre?
–He dicho casi todo lo que quería decir. Me han censurado tanto en la democracia como en el franquismo. Ya ve, soy políticamente incorrecto.

–Conoce bien España. ¿Cómo es?
–Un país apasionante, lleno de contrastes y envidia. Fíjese, llamamos envidiable a lo muy bueno. En inglés no se puede decir. Aquí se cree más en la suerte que en el trabajo. Yo no juego nunca a la lotería y he trabajado todos los fines de semana de mi vida.

–Dice: «Escribir memorias es bueno para alejar la tentación del suicidio...».
–Sí, estoy convencido de que escribir y leer memorias alarga la vida.

–Ay, si además fuera afrodisíaco...