España

William Kikanae Ole Pere: «Tenéis el reloj nosotros el tiempo»

Con firma propiaProfesión: Jefe de una tribu masái.Nació: en 1978, en Kenia.Por qué está aquí: presenta una línea de zapatos de Pikolinos en colaboración con la ONG ADCAM, que han realizado las mujeres de su tribu 

William Kikanae Ole Pere
William Kikanae Ole Perelarazon

-Unas mujeres masái fabricando zapatos occidentales. ¿Cómo se le ocurrió la idea?-Cuando conocí a Carmen, de la ONG, ADCAM. Era un proyecto muy bueno para ellas, una nueva vía de conseguir dinero para crear escuelas que, a su vez beneficiaba a toda la comunidad. Los jefes de otras tribus masái pensaban que estaba loco..., creían que les estaba dando demasiado poder a las mujeres.-Pero ha salido bien, gracias a este trabajo ya tienen escuelas, lo que le dará más autoridad en su tribu. ¿Cómo se llega a ser jefe?-Más que jefe, yo lo llamaría guerrero en el sentido de que tengo la obligación de proteger a mi tribu. Se decide entre toda la comunidad. Es un proceso de unos siete años. Una de las pruebas de madurez es matar a un león viejo.-Una de sus grandes obsesiones es que los masáis tengan educación. -Sí, entiéndame, no queremos depender exclusivamente de los occidentales. Quiero que los niños sepan leer y escribir, que haya médicos masái en vez de depender de los médicos europeos o americanos. Eso sí, sin perder nuestras raíces tribales. -Debe ser molesto ser el objetivo de un turista en busca de una fotografía exótica...-No lo crea. Los masái somos un pueblo muy acogedor. Nos gusta la gente, nos enriquece, creemos que nos trae suerte si mucha gente viene a vernos. -¿Y es así?-Bueno sí, aunque tengamos que vivir en reservas.-Ahora está en España, ¿qué piensa de los occidentales?-Allí, en Kenia, pensábamos que los occidentales no trabajaban, que todo lo hacían las máquinas. Al llegar aquí me he dado cuenta de que no. Trabajan mucho y deprisa, porque si no las máquinas se paran.-Sí, vamos muy rápido.-Creo que sí. ¿Quiere que le diga la verdad? Vosotros tenéis los relojes, nosotros el tiempo. -¿Le gusta la forma de vida occidental?-No podría vivir aquí. Apenas tenéis árboles ni una relación con la naturaleza. Además, hay muchos edificios y demasiado ruido de los coches... ¡y de los teléfonos! -¿Qué deberíamos aprender de los masái?-Bueno, no pretendo ofenderlos, pero creo que deberían sentirse más unidos a la naturaleza, escucharla. Y sobre todo, aprender a tener paciencia. Los masái estamos educados en la paciencia, deben saber que esperar no tiene por qué ser malo. Y tienen que saber valorar el silencio.