Provincianos y Wikileaks

Día tras día se suceden las filtraciones de los documentos estadounidenses a través de Wikileaks. El tema es apasionante, tanto por el contenido como por sus implicaciones futuras para la diplomacia estadounidense y la confianza entre los afectados. Lo es como fenómeno periodístico y su paralelismo con los papeles del Pentágono o el caso Watergate, por citar algunos de los ejemplos más tópicos que utilizamos los periodistas. Nunca me han llamado de la embajada estadounidense, porque supongo que a los diferentes embajadores no les interesan mis opiniones. A pesar de mi fervor a favor de EEUU, incluso ahora que el estirado embajador no me gusta y lo encuentro tibio en la defensa de Israel. Las visitas a la embajada me parecen de un provincianismo ridículo. El procónsul imperial llama y el político de turno acude para tener el privilegio de informar con diligencia de sus opiniones. Hay excepciones. Finalmente, los informes publicados son interesantes, pero parecen análisis de periodistas.