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Fe y ciencia

La Razón
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¡Qué de prisa va la Historia, camaradas! No hace ni un siglo que todavía aquel niño perdido tenía que aprenderse: «¿Qué es fe? -Creer lo que no vimos. -¿Visteis vos nacer a Jesucristo? -No, padre. -¿Creéislo? -Sí lo creo». Pero hemos progresado, y ya lo que el Orden nos manda es que creamos lo que vemos, ya sea en directo o por foto o por informe televisivo. ¿Vais a soltarme acaso que, para ver lo que uno ve, no hace falta fe ninguna? Gran error: eso es justamente lo que creéis o se os manda que creáis, pero nanay: lo que se os manda no es que lo veáis (eso no hace falta que os lo mande nadie), sino que creáis que eso que veis es eso, lo que su nombre dice; y para eso, amigos, hace falta fe. ¿Creíais que le bastaba al Señor con que oliérais a rosas de vez en cuando? Pues no: tenéis que saber que son rosas; o, si no, no vale. Vamos, no hay por qué desagerar tampoco: pa ir tirando y trampeando (uno en persona o en comandita con sus socios) en este barullo, pretendidamente organizado para un fin, de la realidad, para eso sólo se requiere un grado de fe modesto: con atenerse al significado de las palabras corrientes en el idioma que le toque a uno y darlo por válido para el trato, ya se ha cumplido; no ya «rosas»: incluso, cuando en los cuarteles del Viejo Régimen tenía el sargento que enseñarles a los reclutas las piezas del fusil y que ésta es el percutor (porque percute), bastaba pa ir tirando. Dinero contantePero, amigos, desde ahí, metidos por esa vía y según se asciende en las zonas del vocabulario, de las vulgares a las científicas o divinas, ¡adónde se ha llegado!: a que esas cifras que ve V. en el módulo de rendimiento del 34% para el año 2015 sean dinero de verdad, contante; a que Talavera sea una unidad de destino en lo universal: a que el Universo empiece con el Big-Bang o, mejor, que al mismo tiempo empiece el Tiempo. ¿Veis cómo la Ciencia, centro supremo de la Fe para nuestro siglo, os está metiendo la verdad en la realidad? Pues ya podéis espabilaros, camaradas.