Estados Unidos

Adiós USA

La democracia norteamericana está en trance de convertirse en una socialdemocracia a la europea

La Razón
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¿Qué son tres billones de dólares? Y además, ¿a quién le importa? Las cantidades son tan descomunales que nadie es capaz de imaginarlas. Así resulta más fácil hablar del estímulo a la economía como si fuera una receta inevitable. El problema es que en este asunto, como en otros, el tamaño sí que cuenta. El salto que se dispone a dar Obama con su inyección de 787.000 millones de dólares cambiará para siempre la sociedad norteamericana. No contribuirá a que salga de la crisis. Al contrario, dificultará la salida, incluso para los no norteamericanos, que se tendrán que ir acostumbrando a un mundo del que Estados Unidos ya no quiere ser el motor. Pero en eso consiste el mandato recibido por Obama. Con el nuevo pacto político, Estados Unidos dejará de ser la excepción, el sueño de libertad en un mundo intervenido por los gobiernos. Los norteamericanos podrán disfrutar de la sanidad pública toda su vida. Se educarán en colegios, institutos y universidades pagados por el contribuyente. Y éste podrá aplaudir y votar alegremente mientras el Gobierno se hace con más de la mitad del fruto de su trabajo. Ya estamos en ello. Las casas que se construyen ahora son más pequeñas y los coches, más económicos. La democracia norteamericana está en trance de convertirse en una socialdemocracia a la europea y Estados Unidos en un país normal. Empezaron sublevándose contra los impuestos de la Corona británica y han acabado pidiendo más intervención. El francés Tocqueville, que vio el peligro de la democracia mansa, se quedaría asombrado con que los norteamericanos hayan llegado a tal estado por imitación de los europeos. Claro está que la simple dimensión de Estados Unidos suscitará problemas inéditos. Pero cuando empiecen a arrepentirse al padecer las colas, el funcionariado, la ineficacia o el simple coste del cambio (éste era el significado del jaleado «yes we can») ya no habrá marcha atrás. Obama habrá tenido la habilidad de encarnar un deseo profundo de la mayoría de los norteamericanos. Descansar, conformarse con poco, abandonar las responsabilidades a los demás… Adiós, USA.