Orlando

«Balas mágicas» y vacunas para los tumores olvidados

La nueva era de fármacos biológicos se fija en los cánceres que carecen de un buen tratamiento.

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Personalizar el tratamiento del cáncer. Con este objetivo se han reunido esta semana 30.000 oncólogos de todo el mundo. Un repaso por los avances presentados en el congreso celebrado en Orlando (EE UU) basta para darse cuenta de cómo las clásicas quimioterapias están cediendo el protagonismo a fármacos más fáciles de tomar, menos tóxicos y mucho más específicos, que atacan a cada tipo de tumor allí donde más le duele. Éstas son algunas de las principales novedades:


-Tumores femeninos

Los dos tipos de cáncer de mama más difíciles de tratar, para los que hasta ahora no había una terapia específica –el llamado tumor triple negativo y el hereditario, asociado a mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2– han encontrado su terapia. Los oncólogos se marchan de Orlando con un nuevo nombre en la cabeza: inhibidores de la enzima PARP –ya hay al menos dos: el BSI-201 y el olaparib, de las compañías BiPar Sciences y Astra Zeneca, respectivamente–. La PARP resulta ser una pieza fundamental de la célula maligna, pues le permite reparar el ADN cuando éste queda dañado por la quimioterapia. Al bloquear farmacológicamente la PARP, la célula cancerosa no es capaz de sobrevivir al ataque de la quimioterapia y muere.
Pero también llegan buenas noticias para las afectadas de cáncer de ovario, otro de los tipos de tumor que no tiene un tratamiento cien por cien eficaz. La esperanza viene además de un fármaco «made in Spain», el popular compuesto de origen marino Yondelis –el nombre de la molécula es trabectedina–, del laboratorio del Grupo Zeltia Pharmamar. Yondelis ha resultado ser eficaz en las recaídas de tumor ovárico y como ya está disponible para el tratamiento del sarcoma de tejidos blandos, por lo que puede emplearse en ovario de manera inmediata.
Además, Pharmamar ha obtenido buenos resultados con una nueva molécula extraída del fondo del mar. Aunque en fases de investigación muy iniciales, el fármaco Irvalec parece evitar la proliferación del cáncer en un amplio espectro de tumores.


-Pulmón

De entre todos los tipos de cáncer que afectan a los pulmones, el denominado no microcítico o de células no pequeñas es el más frecuente –75 por ciento de los casos–. Cuando está muy avanzado, los enfermos pueden beneficiarse de un medicamento biológico experimental, el vandetanib –desarrollado por Astra Zeneca–, el primero que bloquea simultáneamente el crecimiento del tumor, por un lado, y le corta el suministro de sangre para sobrevivir, por otro.
Pero hay otra vía para lograr el mismo efecto del vandetanib, combinar dos terapias «diana» ya existentes: erlotinib y bevacizumab –ambas del laboratorio Roche–. La primera ataca al tumor y la segunda le corta la llegada de sangre, que lo alimenta y le hace crecer.


-Melanoma y linfoma
 
A simple vista, estos dos tumores nada tienen que ver entre sí, pues el melanoma afecta a la piel y el linfoma a la sangre; sin embargo, ambos tienen puestas sus expectativas en un nuevo tipo de tratamiento: las vacunas. Esta nueva forma de abordar el cáncer utiliza los recursos naturales del organismo, pues la vacuna «enseña» al sistema inmune a dirigir su ataque contra las células malignas. Al promover la acción natural de nuestras defensas no hay que preocuparse de ningún efecto tóxico colateral.
La vacuna también fue útil en el tumor cerebral infantil neuroblastoma.


-Riñón

Entre los fármacos multifunción destaca pazopanib –de la compañía GSK– que llega a actuar no sobre uno, ni sobre dos, sino sobre cinco de las moléculas que la célula tumoral necesita para sobrevivir. Esta polifacética droga, de momento, ha demostrado ser eficaz en cáncer renal.