Alimentación
Barritas: buenas para perder peso pobres en nutrientes
Cuentan con el visto bueno de los expertos, pero siempre y cuando se recurra a ellas de forma ocasional. Un reciente estudio realizado por investigadores alemanes asegura su eficiencia en dietas de adelgazamiento. Sin embargo, un informe de la OCU denuncia que los sustitutivos resultan desequilibrados
La falta de tiempo y la obsesión por perder algún kilo de más o mantenerse en lo que se entiende como un peso ideal es el caballo de batalla para miles de personas en nuestro país. El problema es que no dedicar al menos tres cuartos de hora a comer y optar por «cualquier cosa» desemboca, irremediablemente, en malnutrición y sobrepeso. Con el fin de paliar esta situación, los productos sustitutivos en forma de barritas, galletas o batidos se han convertido en una buena alternativa para ganarle minutos al reloj y lucir figura. No obstante, se deben concebir como una ayuda puntual al ritmo de vida actúal y no como una forma de alimentación. Un grupo de investigadores de la Universidad de Ulm, en Alemania, ha demostrado que el uso de este tipo de productos enriquecidos con proteínas y dentro de un programa adelgazamiento, conlleva una pérdida de peso significativa mientras se mantiene al mismo tiempo la masa corporal, en comparación con unos niveles de proteínas estándar dentro de una dieta de calorías controladas. Al menos, así lo asegura el estudio «Eficacia de los sustitutivos de comidas para el control de peso», presentado en el encuentro anual de la Sociedad contra la Obesidad en Phoenix (EE UU). La doctora Mariom Fletchner-Mors, directora de la Unidad de Investigación de Nutrición Clínica de la Universidad de Ulm, integrante del Consejo Asesor de Nutrición de Herbalife y una de las autoras del trabajo, explica que la investigación está basada «en la manera en que la ingesta de este tipo de productos aporta la cantidad justa de proteínas, evitando excesos que conducen al sobrepeso. Incluir sustitutivos en el estilo de vida actual es una estrategia de éxito, para no sólo controlar el peso de una persona normal, sino también para mantenerlo». Durante un año, se seleccionó a 110 sujetos con exceso peso y se les dividió al azar en dos grupos. En los tres meses iniciales, el primero de ellos siguió un plan de control dietético en el que sustituía dos comidas por un batido enriquecido con proteínas. Al resto, se les instruyó para que ingirieran una cantidad estándar de proteínas procedentes de una dieta controlada con todos los alimentos. En los nueve meses restantes, correspondientes al mantenimiento corporal, ambos grupos utilizaron un batido como ingesta principal. Pese a que todos los integrantes redujeron de peso al finalizar la investigación, el primer grupo lo perdió en mayor medida, casi un 80 por ciento, grasa también y preservó masa corporal. No obstante, Fletchner-Mors incide en que lo más significativo fue el hallazgo, al final de la investigación, en el que «el 64 por ciento de los sujetos que ingerían más cantidad de proteínas manifestaba menos riesgo de problemas de salud asociados al sobrepeso, en comparación con el 41 por ciento restante». Respecto a la duración del tratamiento y a los posibles efectos adversos que puede tener el empleo de estos productos, la doctora asegura que «no suponen ningún riesgo y en función de los objetivos y las circunstancias de cada individuo, se pueden tomar en todas las fases de la vida». En torno a estos productos, son muchas las personas que tienen dudas acerca de hasta qué punto es útil para su salud tomarse un par de barritas en vez de un filete con patatas. Mónica Hernando Ruiz, dietista y nutricionista, explica que «desde el punto de vista dietético aportan una buena cantidad de macro y micronutrientes y pueden resultar una buena opción en situaciones específicas como, por ejemplo, en dietas de adelgazamiento o cuando no hay tiempo para comer por motivos de trabajo, viajes u otras razones». En cualquier caso, es necesario para su consumo racional «el asesoramiento de profesionales tales como dietistas, endocrinos o farmacéuticos para que controlen», añade. Efecto «empujón» No hay que olvidar que estamos ante una gama de productos que, por lo general, tienen un bajo contenido calórico. Por este motivo, la doctora Susana Monereo, jefa de la sección de Nutrición y Endocrinología del Hospital Universitario de Getafe, en Madrid, insiste en que «se ha visto, y hay estudios al respecto, que cuando una persona está siguiendo una dieta de adelgazamiento, llega un momento en que el metabolismo se adapta y la persona no pierde peso. El hecho de sustituir una comida por un producto preparado, siempre y cuando se haga bien, disminuye las calorías de la dieta». Respecto al valor energético que albergan estos productos, Monereo explica que «por cada gramo hay una caloría. De esta forma, una barrita de 50 gramos, aporta 50 calorías, y un sobre de batido con 200 mililitros tiene 200. Si tenemos en cuenta que una comida principal suele tener 400 calorías, dos barritas no sustituyen a una comida entera, sino a media». Uno de los problemas a los que se enfrenta el consumidor cuando decide incorporar a su dieta un sustitutivo reside en la amplia variedad de opciones que tiene para elegir. En este sentido, Monereo matiza que «ni todos los sobres ni todas las barritas son iguales, ni tienen las mismas indicaciones. Algunos son aptos para diabéticos, tienen muchas calorías, menos proteínas y viceversa. Por ello, es fundamental conocerlos bien». La realidad revela que es muy difícil mantener esta práctica durante mucho tiempo. Hernando añade que «puede resultar monótona y aburrida. De hecho, cuando el paciente vuelve a una alimentación variada y equilibrada, puede coger de nuevo los kilos perdidos». Otra manera de empleo, para Monereo, está en «forma de suplemento como, por ejemplo, una persona que hace mucho deporte, quiera engordar o presente problemas de masticación, tomarlo a media mañana o en la merienda, en vez de un zumo, actúan como suplemento al ofrecer un aporte extra».
Pero no es oro todo lo que reluce. Un informe elaborado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en el que se analizan 20 sustitutivos de comida, revela datos muy poco alentadores. En concreto, denuncian que la composición «no cumple las expectativas: pocas proteínas, hidratos de carbono complejos, vitaminas, demasiadas grasas saturadas y, sobre todo, mucho azúcar añadido. En definitiva, resultan desequilibrados y escasamente nutritivos. De hecho, muchos de ellos no aportan un mínimo de calorías por comida». Aunque en un momento dado pueden resultar útiles, «no sirven como soporte básico a una dieta de adelgazamiento», añaden desde la OCU. El nutriente esencial de estos productos, las proteínas, «lamentablemente, cuatro de las barritas analizadas no aportan el porcentaje mínimo exigido, 25 por ciento, sobre el total del producto. En cuanto a las grasas, hemos descubierto que tres de ellos superan el porcentaje máximo admitido, un 30 por ciento, mientras que en otros batidos, no se llega al 15 por ciento, lo cual nos parece igual de malo», advierten. En cuanto a su sabor, la OCU dice que «aunque el sentido de la vista apruebael aspecto de estos productos, el sabor a chocolate, en algunos batidos, deja mucho que desear».
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