Londres
Cameron propone una reforma profunda del sistema británico
David Cameron ha visto las orejas al lobo. Tras comprobar cómo el aparato laborista conseguía dar la vuelta al escándalo de Westminster con promesas de reformas constitucionales, el responsable de los conservadores no se quedó atrás y ayer prometió un cambio radical del sistema si llega al poder. Considerado en las encuestas como el favorito para trasladarse a Downing Street, el líder «tory» recalcó la importancia de una «redistribución radical de poderes» si se quiere recuperar la confianza de los ciudadanos en los políticos.
Desde que el pasado 8 de mayo el diario «The Daily Telegraph» comenzara a publicar la lista de los excesos que los diputados disfrutaban a costa del erario público, el Parlamento quedó enterrado en una histórica y profunda crisis de desprestigio. Para hacer frente a la situación, los asesores de Gordon Brown aconsejaron al «premier» hacer una renovación del armazón político que implicara desde la Cámara de los Lores hasta la propia ley electoral. Hasta la fecha, el primer ministro no se ha pronunciado públicamente al respecto por lo que Cameron le tomó ventaja al anunciar oficialmente su gran plan de futuro.
Entre las medidas que defiende el líder de la oposición destaca reducir, al menos un 10%, la actual composición de 646 miembros de la Cámara de los Comunes, garantizar a los electores la oportunidad de presentar propuestas directamente en el Parlamento si recaban el apoyo suficiente, ampliar las capacidades de las autoridades locales, conceder a los diputados mayor libertad de voto y promover un modelo de «primarias abiertas» para elegir a los candidatos a Westminster por sus respectivas comunidades, en lugar de responder a decisiones orgánicas. En definitiva, dar más protagonismo al pueblo.
El instrumento que utilizó para expresar su postura estaba calculado al milímetro: ni más ni menos que «The Guardian», el periódico liberal por excelencia. Aprovechando el descontento que existe entre los votantes laboristas, Cameron escribió un manifiesto de dos páginas en el que matiza que sólo una redistribución de poderes «masiva y radical» podría hacer frente a la «crisis nacional».
En referencia a la «gran revolución» anunciada por los laboristas, Cameron subrayó la necesidad de «mantener la cabeza fría» y evitar «creer que con un ajuste tecnocrático y consulta constitucional estará todo hecho».
Aunque los principales partidos están de acuerdo en la necesidad de un consenso para llevar a cabo la reforma, el líder «tory» manifestó que no está dispuesto a modificar el sistema electoral. Y éste es el punto por el que más apuesta el responsable de Sanidad, Alan Johnson, uno de los perfiles considerados para el cambio de Brown.
Según «The Times», el ministro cuenta con el apoyo de hasta 100 parlamentarios y la idea de convocar un referéndum se incluiría en el programa electoral laborista. El actual sistema elige a un diputado en cada circunscripción y gana el que más votos tiene por la representación proporcional; la propuesta es que los partidos obtengan escaños según su porcentaje de votos. Si la consulta popular se realiza sería un punto para el laborismo, pero un gran varapalo para Brown, que vería como Johnson le come el terreno.
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