Casanova: «Quién me iba a decir que la Copa se reduciría a esto»

Quién le iba a decir a Manuel Casanova que, después de tantos esfuerzos por traer la Copa América a Valencia, ésta se reduciría a cruces de denuncias, años de juicios e incertidumbre deportiva. Lo admitía ayer antes de que el Club de Encuentro Manuel Broseta le recibiera como anfitrión de una conferencia sobre los «25 años al servicio del deporte valenciano. La vela valenciana hasta la Copa de América» que presentó Francisco Puchol, presidente del foro cultural. La historia de Casanova y la America's Cup se remonta a 1995, cuando el entonces presidente de la Generalitat, Joan Lerma, le concedió 400 millones de pesetas para presentar, junto con el Club Náutico de Baiona, el primer desafío español en Copa América, el Rioja de España.Él vive estos días su adiós como presidente del Real Club Náutico de Valencia (RCNV) al frente del cual ha estado los últimos 25 años. Cinco lustros en los que las instalaciones han pasado de los 12.000 metros cuadrados iniciales, a los 150.000 actuales; de los 120.000, a los 550.000 metros cuadrados de espejo de agua; o de unas pocas docenas de barcos, a las 1.200 embarcaciones que actualmente se hallan amarradas en sus pantalanes.Se marcha porque considera que es bueno dejar paso a los más jóvenes y mejor preparados y que no es bueno perpetuarse en el cargo. A los que llegan les aconseja estar abiertos a las opiniones contrarias, pues cree que es el mejor modo de continuar creciendo. Sin embargo, para éstos no se avecinan buenos tiempos. El todavía presidente del Náutico de Valencia confirmaba ayer que la entidad aún dispone de 1.500 amarres para alquilar o vender y que ya son varias familias las que han dado de baja temporalmente a alguno de sus miembros al no poder hacer frente al pago de las cuotas.